Saturday, December 30, 2006

Game over, 2006

La inspiración, decían los románticos, surge como premio a la tristeza. Parece que la falta de sonrisas desdibujan el rostro pero dibujan un alma controvertida, un cerebro productivo. Ahora, en el siglo XXI, la alegría y la tristeza se visten de otros ropajes y la inspiración es la misma diosa pero perdida en alegorías de otras grandezas, rebestida de otros plásticos. Y diciembre se agota.
Los reencuentros estos días se han sucedido dinámicos, unos a otros. Parece que la cuenta atrás en la que cada año nos empeñamos en celebrar acelera las citas pendientes y los sentimientos rebolotean incontrolables como el polen en primavera, creando bellezas y también alguna que otra alergia.
El 2oo6 comenzó rebosante de ilusiones. Creo que es dificil recuperar aquella sonrisa confiada de alegria, inocente y desinhibida. Eran sonrisas contenidas las que me aceleraban el pulso; mi cuerpo rebosaba risas futuras que reservaba firme para aquella desembocadura de un verano no muy lejano en el que mis menudos sueños se cumplirían.
En abril, el señor V, me recomendó que debería volcar los sentimientos que se agolpaban en palabras, relatos y notas en cada rincón de mis mil espacios, de mis burbujas, de mis tiempos muertos y privados. Comenzó amorypedagogia, en una tarde anaranjada, eran las primeras ironías que el sentimiento disfrazado de literatura me deparaba. Por aquellos días las palabras se agolpaban en mi mente y yo las derramaba por primera vez, casi de manera automática, ilusionada en pensar que minutos más tarde mi reducido grupo de lectores pasearía sus pupilas por aquellos pequeños escritos de todo tipo y volví a recuperar aquel sentimiento precioso de finales de carrera, cuando algo tan sencillo como pasar la tarde en pijama bajo mi flexo, recuperando recuerdos de literatura neoclásica, suponía para mí la felicidad sin más. Eran horas tan perfectas, en las que mis sonrisas se sucedían, en las que no me molestaba el ácido del sol, en la que la lluvia bendecía mis días como un regalo divino cada amanecer: era feliz.
El verano de este año par, pasó rápido, espeso y rotundo como cuando las olas rompen en la playa, y así, mi castillo de arena desapareció primero bajo una manta helada, y luego reapareció como fulminado por el horrible sol intenso que quema mis pupilas y ahora tanto detesto.
Mis disculpas al sentir del mundo, pero hoy deseo más que nada que por fin se agote este fatídico año par, anhelo que llegue esa terminación en siete, mi sensibilidad está tan desgastada que no me rebelo al ver las horribles imágenes de una horca inminente esta mañana. Bajo la mirada y nada me sorprende. Nada o casi nada. El amor siempre. Esa palabra, la más bella.
En diciembre escribir con asiduidad empieza a dar fruto, y hoy quiero compartirlo con mi estimado público. Casi me avergüenza decir esto, pero me alegra pensar que existe alguien, un alguien plural o individual que me lee y a quien en algún momento quizá he podido emocionar con mis palabras. "Quizá" es un perchero donde colgar todas esas posibles hazañas de una vida que casi acaba de empezar.
El artículo que precede a este "balance" lo escribí para la organización Síndrome de Rett. Se pusieron en contacto conmigo para que escribiese algo que expresase lo que significa vivir con una niña Rett, por desgracia sabía a la perfección lo que debía escribir en ese artículo, por suerte, sé lo que significa conocer a un ángel. Podéis verlo publicado en www.rett.es. (apartado miscelánea)Gracias, Javier. Junto a esto, un amigo un día, después de seguir mis letras desde la primavera, me comentó que le haría mucha ilusión que se viesen publicados mis artículos en la revista cultural que él y sus amigos habían creado ya hace unos años. El ladrío es el nombre de la publicación y la organización, El coloquio de los perros. Me dieron libertad total para publicar lo que quisiera, así que como había gustado mucho mi "New York, New York" que todos conocéis, me decanté por que reapareciera esta vez menos virtual que nunca y sobre papel. Parece ser que ahora soy una de sus articulistas. Gracias, Miguel Ángel.
Y el año termina sin mucho más que reseñar, las letras me fascinan, me emocionan, me divierten y me enamoran. Esa es mi realidad, mi vida y mi futuro. La redactora de a&p desaparece de 2006 para continuar no sé si acompañada de las musas, espero que más sola que nunca, eso significará que de nuevo mi vida será de nuevo, mi juego favorito. Ha sido un placer.

Majo Caracuel.

Tuesday, December 26, 2006

una perfecta desconocida


En los ochenta se ansiaba la riqueza, en los noventa se pierde la cabeza por lograr la eterna juventud. Existen muchos tesoros escondidos, especies sin identificar y así pasen muchos años, la vida nos seguirá ocultando los secretos de su inefable constitución interna. Las enfermedades son unos de ellos. Algunas, gracias a los avances médicos han desaparecido, otras se mantienen encorsetadas en medicamentos de andar por casa, pero el cuerpo humano es desmedido y desconocido aún hoy, y existen muchas otras que todavía se derraman en los segundos del tiempo. Y ahora, en el siglo XXI el conocimiento se alza como un valor seguro, entre los más cotizados, pero por desgracia es altanero y supone una feroz distancia a quien lo persigue y un auténtico desconocido para muchos. El término "desconocido" me acompaña desde hace ya algunos años. Es para muchos desconocido el significado de "Síndrome de Rett" y ante ojos de asombro me enfrento cada vez que alguien se interesa por la enfermedad que mantiene a mi hermana como un vegetal.
Suele ser difícil de explicar ese conjunto de síntomas extraños que de manera tan firme acabaron con el brillo de vida en los ojos de Inmaculada. Nació preciosa, sana y sonriente. Una niña perfecta. Su nacimiento fue normal, como el de miles de niños que amanecen a este mundo cada día, mamá no sufrió en el parto más que otra madre podría haber sentido en su lugar, su vida comenzó en enero, se abrió a la vida dotada de una mirada privilegiada, ojos negros, profundos, grandes, elegantes y boca de pincel.
Los días pasan y crece y aprende, se estremece, sonríe, nos entiende, juega, balbucea, gatea... hasta que un fatídico día se despierta ausente. Fiebre alta, un resfriado sin importancia, un enfriamiento que dura más de lo esperado, antibióticos dilatados... semanas esperando un giro de sus ojos, primeras miradas perdidas, primeras preguntas al viento, primeros experimentos con juguetes ruidosos en sus oídos, primeras reacciones perdidas. Y entonces como por arte de magia la pesadilla se torna realidad y la lógica se difumina entre miradas inertes.
A partir de esto, se suceden innumerables visitas a médicos de todas las especialidades, pruebas destinadas a cada centímetro de su cuerpo. Nadie sabía, ni siquiera los médicos, si mi hermana estaba ciega, o sorda, o retrasada, o era autista, o estaba embrujada, o había tenido la mala suerte de que algún espíritu maligno se hubiese adueñado de su alma de algodón. Santos y santeros, estampas, rosarios rezados a tiempo, a hora y a deshora, súplicas, sollozos, llantos, tristeza y una alegría velada, cegada por lo pronto e indefinidamente.

Los resultados eran alentadores al principio: sana. No había problemas en los sentidos ni en ninguna otra parte de su cuerpo, se olvidaron de los perdidos senderos, de los desconocidos cauces de nuestro cerebro. El mal de la niña se enraizaba en las últimas moléculas de su cuerpo. Perdidos entre resultados médicos paradójicamente esperanzadores y días irónicamente dramáticos, sobrevivíamos a la ordinariez de los comienzos de la vida de un enfermo. Dicen que para empezar a tomar el vuelo, hay casi que toparse con el suelo...
Meses más tarde, oímos hablar de un famoso neurólogo sevillano, al cual mantendré en el anonimato por no engrandecer su ego, ya que acertó en el diagnóstico, pero jamás en las formas. De manera despiadada, sin miedo a desmedirme en los términos, tan sólo con mirar a Inmaculada desde lejos, al observarla, la sentenció: Síndrome de Rett. No tardó en explicar de la manera más cruel la sintomatología de aquella extraña y desconocida enfermedad.
Inmaculada dejaría de hacer todo lo que hasta ahora sabía, se trataba de un retroceso imparable que no cesaría hasta el estado vegetal. Enfermedad exclusivamente femenina, afectaba a criaturas desde su nacimiento y hasta cumplidos los siete años, tras estos, no había peligro de que los síntomas se pusieran de manifiesto. Enfermedad producida por una mal formación genética en los primeros cromosomas, algo prácticamente insignificante pero de consecuencias demoledoras. La conclusión fue que Inma estaba cerca de una curación, pero de una curación milagrosa, un toque de barita, una chispa que la despertara del sueño profundo de inconsciencia, pero no se produjo.
Recuerdo el rostro desencajado de mis padres cuando volvíamos a casa de la lujosa consulta de aquel carnicero de cerebros enfermos. No olvidaré jamás el gesto de dolor que se mudó al rostro de mis padres, un velo gris que cubrió el brillo, como Inmaculada, vestidos de una misma tristeza entre perdida y a la vez,
dulcemente enternecida. Tras eso, sólo quedaba remontar un vuelo casi imposible. Mucho tiempo por delante para llorar, gritar, desesperarse y luego, reflexionar y llegar a la conclusión de que hay que seguir viviendo. Llegarían sonrisas, pero nunca como aquellas de paseo de verano, nunca como aquellas miradas tranquilas... hoy la bombona de oxígeno es un miembro más de la familia, somos especialistas en masajes cardiovasculares y mi madre casi es farmacéutica. Mi padre sonríe cuando puede y, siempre al mirar los ojos de mina de su hija.
La enfermedad ha cambiado todas nuestras vidas, son infinitas horas de dedicación diarias, de cuidados, de mimos, de atenciones, de besos tiernos, de intensas e incansables llamadas a sus manos, a sus ojos, a sus oídos... Y así será siempre, un incansable amor hacia lo que hoy sabemos que es un ángel. Una vida entera de dedicación, por sorpresa, por amor, por esperanza a sus frescas sonrisas, por la ilusión de mantenerla viva.

Saturday, December 23, 2006

Y fue así como llegó mi nueva Navidad


Y con la Navidad volvió internet, y con él la conexión, y fue así como pude volver a hacer lo que más me gusta: escribir. Los días prenavideños se suceden y sin darme cuenta me encuentro ante un 24 de diciembre inminente e ineludible. Este año me he propuesto olvidarme de la importancia de estas fechas, normalmente acaban siendo para mí un conjunto de sentimientos exacerbados entre la familia, el amor, el olor a dulzón de los licores, polvorones y turrones. Nada de esto me gusta, todo se viste de un cansino tono almendrado que difumina los perfiles de los seres que me rodean, se colorean de un aura navideña, y cuando los días pasan y enero se consolida en el calendario, y las fiestas se diluyen, como los hielos en los cristales , mi corazón se queda aún perdido, como flotando en polvos de almendra, en una eterna mañana de domingo, en pijama, con siete años... y al despertar, me veo un 7 de enero, adormilada, con veinticinco años y un frío desternillante al salir de la cama, un café, la prensa y de nuevo a vivir como una adulta. Se acabó la dulzura navideña, las sonrisas en masa, y los buenos deseos, parece que el "qué bello es vivir" sólo se usa unos veintitantos días antes de que diciembre se canse y nos deje un año más para siempre.
Y fue así como, sin miedo a equivocarme, decidí entender la navidad de otra manera. El día veinticuatro y veinticinco no serían esa cena importantísima, en la que sin saber por qué sentía un frío interno en el estómago, como si nunca más se fuese a producir de nuevo, ahora estoy cansada de ese dramatismo agotador, de esas miradas intensísimas, queridísimas; estoy cansada de un treinta y uno de diciembre que más que una nochevieja para mí, era la mayor y más importante cuenta atrás, el año se acababa y con él una nueva vida empezaba, importancia máxima a los últimos guiños, a las primeras llamadas, primeras sonrisas, sueños esperanzadores y esperanzados en esa señal que nunca apareció... pellizco de angustia en el estómago, copas y copas de champagne: fabuloso.
Ahora, entiendo y practico un carpe diem a mí manera. Viviré mi navidad de esa misma manera en que vivo el resto de los días del año, un día más, sin angustias que se conviertan en irracionales fríos y nudos estomacales, y todo ello producido por una simple razón: excesiva sensibilidad. Para mí, como aquel verso de Catulo "amo et odi", según el día, me adoro, según el minuto no me soporto. Y así será mi navidad 2006, especial porque cada café en casa lo es para mí, suprimiré de mi vista y olfato los empalagosos dulces y viviré solo el momento, increíblemente por una vez, y dejaré de pensar en universos no nacidos y en sentimientos escritos, susurrados, deseados y establecidos, sin miedo a que sea sólo por una vez, y nunca más, el último.

Tuesday, December 12, 2006

Tacones lejanos


Esta mañana tenía un par de reuniones muy importantes. Ducha hirviendo, café con mucha leche y algo de sacarina, una pequeña tostada de pan integral y entre tanto, la prensa digital. Vaqueros, jersey chocolate, bufanda extralarga, tacones de aguja charol verde hierba y un abrigo de mini lunares chocolates y verdes: fabuloso.
A las once, tras ojear la agenda, me acercaba a los estudios de la MTV para ultimar los detalles del spot de navidad de Amapolas. Relentizar algunas imágenes, reelegir otras tantas, entre las que aparece el emisor de esta nota, y, por último, grabar el audio. Sí, este año mi voz acompasará la campaña de marketing. Increíblemente divertido. Este asunto lo fue más porque trabajaba con un amigo, alguien que disfruta de su día día y que sonríe cada segundo. Se convirtió en mi improvisado profesor de audición. En la mini sala de grabación, forrada por lo que parecían cartones de huevos, tan reales que busqué en un despiste alguna pincelada amarillenta, me encontraba, con unos enormes cascos, estos sí, amarillos y un giganteso micrófono. Me advirtieron de la sensación de escucharte a tí mismo, era desconocida para mí, a excepción de alguna grabación casera... Al oirme, es como si hubiese viajado en el tiempo, me escuché como cuando hice la primera comunión y leí aquella segunda lectura. ¿Mi tono de voz se había estancado en un timbre de niña de nueve años?
Pasados los minutos, me fui acostumbrando, no sin llevarme algún que otro asombro. Aprendí a modular el tono, a narrar con voz de ultratumba, seductora, de político y hasta como una oveja. Un mundo desconocido para mí, una parcela borrosa sobre algunas sensaciones, nuevas, que me empiezan a deslumbrar. ¿Quién sabe? Quizá algún día Sarah Jessica Parker me elija para ser su doblaje en Sexo en Nueva York, una nueva edición...
Mañana, sobre las diecinueve horas se emite el spot. Libre albedrío para mis crític@s. Intentaré colgarlo a a&p, para que los extranjer@s también opinen, y por supuesto, disfruten del espectáculo.
Tras casi tres horas en el estudio de grabación, dejar todo ajustado y aprobado, me monté en mi automovil y me puse en camino a la siguiente cita. Destino: Hotel Atalaya, almuerzo de negocios.
Me bajé del coche un cuarto de hora más tarde, subí casi volando la escalinata, me reordené mi alocado flequillo por el viento, pellizco en las mejillas... paso al frente. Mientras recorría el vestíbulo aprecié que el salón estaba prácticamente vacío a excepción de los comensales que me esperaban. Y fue justo cuando al atravesar el arco de la puerta del comedor, cuando todos y cada uno de los integrantes de mi reunión se habían percatado de mi presencia y empezaban a levantarse muy educadamente, fue entonces, cuando mi tacón de aguja decidió mudarse para siempre a la rendija de la puerta. Mi cuerpo entero se abalanzó hacia delante, al compás de mi movimiento, y mi pie enraizado en mi tacón, y mi tacón absolutamente inamovible, el efecto fue... como un boomerang, de alante a atrás, y de arriba, al suelo, de repente, y para siempre, al menos, por minutos. No recuerdo más.
En realidad, sí. Recuerdo que no podía mover mi pierna derecha, una torcedura leve de tobillo. Recuerdo que todos se abalanzaron al instante en torno a mí, junto con el metre y el camarero, recuerdo que no podía levantarme, y cuando alcé los ojos ví reflejado el intensísimo rubor de mis mejillas en los ojos de cada uno de aquel improvisado equipo de urgencias, y alguna que otra sonrisilla velada...
Un minuto y medio más tarde, decidí volver a recolocarme el flequillo, pestañear y sonreir, levantarme y disponerme a probar el delicioso rioja que me esperaba en una copa que tintineaba al final de la sala, eso sí subida de nuevo, en mis tacones. Y fue entonces, cuando encendía un cigarrillo y paladeaba aquel tinto, cuando recordé que mi mentora, Sarah Jessica, también padeció algún episodio de ese tipo, por todos es conocido su comentadísimo resbalón en el desfile de Dolce&Gabanna. Tras esto, más tranquila, y tras un almuerzo estupendo, un café y un martini ausente, porque nunca bebo en el trabajo, volví a Amapolas, y hasta entonces, en el coche, no podía dejar de pensar en lo mucho que me apetecía contaros mis peripecias. Así es, en primicia, en vivo, hoy más que nunca: porque detrás de una caída, siempre hay una subida, y... ¿qué importa si te caes? si lo que realmente importa, para mí, a día de hoy, es saber que al instante, estaré de nuevo en pie, con o sin tacones.

Sunday, December 03, 2006

Agenda, 3 de diciembre: día Internacional del Discapacitado


"El 3 de diciembre de 2006 se celebra por noveno año consecutivo el Día Internacional del Discapacitado, una iniciativa impulsada conjuntamente por la ONU y la Comisión Europea que tiene por objeto conseguir que la discapacidad se tenga cada vez más en cuenta y que se aúnen esfuerzos en pos de la dignidad, los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad. Es muy frecuente que estas personas no tengan acceso a la educación, al mundo laboral o a la oferta cultural. Esta exclusión social "de facto" no solo es inaceptable, sino que además va en detrimento de nuestra propia sociedad en todos los aspectos de su vida política, social, económica y cultural.
La accesibilidad en las tecnologías de la información, o e-Accesibilidad (es decir la accesibilidad electrónica o lo que es lo mismo, que todos los contenidos de la Red puedan ser accesibles para todas las personas, sea cual sea, su discapacidad) es el tema elegido en este año 2006. Las instituciones y empresas trabajan en la actualidad para promover la accesibilidad y la desaparación de barreras arquitectónicas con el fin de facilitar la vida diaria de las personas con discapacidad, así como conseguir su integración tanto social como laboral.
Con motivo de la celebración de este día, organizaciones, fundaciones y diferente colectivos de todo el mundo que trabajan en el tema de la discapacidad, realizarán diversos eventos con el objetivo de hacer llegar un mensaje a la sociedad: "no debemos de olvidarnos de trabajar por la accesibilidad global". Se reclama la atención en la necesidad del acceso a las nuevas tecnologías de información y comunicación como derecho humano fundamental.
Actualmente hay más de 500 millones de personas en el mundo que padecen alguna discapacidad de tipo física, mental o sensorial es decir, aproximadamente el 10% de la población mundial, y se calcula que 8 de cada 10 vive en el mundo en desarrollo.
Naciones Unidas quiere concienciar a los gobiernos, entidades privadas y a todo el público en general de los beneficios significativos para las personas con discapacidad y para toda la sociedad cuando tienen el poder de un acceso incrementado a las tecnologías de la información.
En Europa el lema para este día es "Juventud=Futuro. Hagamos un futuro igualitario para todos".

Tras la entradilla de índole periodística, por dotar mis letras de un tono informativo ocasional, diré que es la primera vez que realizo un "corta y pega" sobre alguna noticia. En este caso, la ocasión lo merece, y no es por la calidad del periodista que redactó la noticia, sino por apuntar que la ONU aún funciona, y no sólo eso, sino que, en ocasiones, se acuerda de que las diferencias siguen existiendo. Mi mensaje de hoy no consiste en llorar por los males del mundo, sino en concienciarnos en facilitar a cada persona en lo posible una vida más fácil al minusválido, al emigrante, al guapo, al feo, y/o cualquier otra diferencia absurda que se nos pueda ocurrir.

Creo que en los tiempos que corren, y con los episodios que nos preceden, no debería existir un día oficial por el discapacitado, debería estar superado ese arranque de caridad hacia el prójimo, no debería ser celebrado un mensaje global en pro de tecnología de la información al alcance de todos, y cuando digo todos, quiero decir, hasta el sector discapacitado. Señoras y señores, el mundo avanza pero a pasos lentos, lentísimos... No obstante, hoy los humanos sanos nos podemos regodear pensando que nos acordamos de los sordos, paralíticos, ciegos y vegetales...

Ya tiene la humanidad algo más que pedir a sus majestades los Reyes Magos, y la ONU una nueva enmienda: incluir a los tarados en los parámetros de vida de los "normales".
Feliz Diciembre, para todos.