Friday, February 22, 2008

el sueño o la eterna palabra



Mientras miraba la luna en el balcón de aquel segundo piso, que ahora se había convertido en mi casa, rogué que el tiempo no pasara, pues sabía que por instantes respiraba felicidad. Era una noche que se había enamorado de verano y coqueteaba con la brisa ligera y vaporosa de los cálidos anocheceres. Imitaba ese olor a añil que acaricia al viandante de aquella manera tan específica, en el mar. Pinceladas de algodón y sal marina recordada entre aquellas paredes blancas y tejados frustradamente bajos. Sólo el humo de mi cigarrillo, que serpenteaba tímido, quebraba aquel instante perfecto. Mientras, me apoyaba relajada mirando la luna, elegante, una noche más, casi como siempre, pensando en las sonrisas repetidas de aquel martes... y, me preguntaba cuánto tiempo duraría aquella específica alegría.

El frío de la noche me abrigó de tintes rojizos la nariz y las manos volvieron pronto al estado congelado que armoniza con los pequeños pies, y de repente, necesité urgentemente mi eterna bufanda. Algún reflejo me proporcionaba mi propia imagen lejana dejando atrás aquella noche engalanada de estrellas, despidiendo ahora tras el cristal impenetrable aquel guiño del presente. Me parece que aquella madrugada no fue el café el causante de mi insomnio.

Quisiera albergaros siempre, queridas endorfinas, aun a riesgo de perder mi profundo y confortable sueño. La felicidad: aún a veces me pregunto cuál sería el mejor concepto para definirla, eterna palabra. Aunque más aún me incumbe la ardua tarea de conseguirla, tremendo trofeo subjetivo, pero lo cierto, es que aún no acierto a saber, si continúa siendo hoy aquel ente transparente y ha dejado de ser un sustantivo abstracto. Mi débil respuesta se derrama en el realismo. La felicidad no se inventa y es mejor no soñarla… puede resultar contraproducente e incluso peligrosa. Los sueños crean sonrisas precisamente cuando te sorprenden, sólo entonces, de repente, los sueños viven en el desván de nuestra mente y sólo a veces dejan el pijama para pasar a las múltiples e incomprensibles realidades de cada día. El resumen de un instante incomprensible de sonrisa, sería la definición frágil de esa diosa invisible que todo el mundo añora y casi nadie enamora. Milésimas de segundos plenos, inolvidables por irrepetibles, quizá. Se escucha de lejos "La vie in rose", es momento de ir a dormir para vivir y dejar descansar lo que dejó de ser un sueño o para que al menos decida pasar vivo para siempre a mi recuerdo.

Wednesday, February 06, 2008

blanco esperpento


Y de nuevo la historia se repite. Es sorprendente cómo de previsible resulta a veces la vida. Sólo al releer estas veinte palabras, ya me sorprende lo que escribo, mientras pienso qué desastrosamente recurrente resulta a veces la rueda de la fortuna.
El anhelado polvo de tiza me hizo olvidar por momentos la realidad, y el presente se abre paso entre sintagmas nominales y cafés de cincuenta céntimos. Día a día los segundos se visten de uniforme y los pasillos siguen cobijando rayos de sol perdidos que siempre vienen a difuminarse al mismo sitio. Las miradas son siempre miradas y las sonrisas no son sólo muecas. El lenguaje paraverbal se impone y lo verbal se disemina entre rincones escondidos de aulas semivacías imposibles, descontrol ante la amenaza de lo desconocido.
Y, de repente, como un muro de cemento se alza la decepción ante la idea circular de lo que alguien quiso ser y no fue y por tanto no permite que los demás sean. Y de nuevo la historia se repite. Los complejos no sólo viven en la incultura, quizá sean más fuertes entre los aparentemente formados. El miedo a lo desconocido no se ha inventado con los desaventajados usuarios de la aburrida informática. Siempre han existido distraídos que pierden de vista la originalidad y acaban perdidos en rebaños de prejuicios de corsé, triste paracaídas que endulza caídas reales, anteojos borrosos, espejos cóncavos que deforman la poliédrica pero real realidad.
La literatura y los sueños, no son y eran, como se dice, más que sueños de letras. La ironía no se capta entre los renglones pero se practica entre dientes, la lectura se arrincona para la élite pero la difusión de los inventos sin embargo, es la mejor manera de quemar el tiempo del insulso desocupado. Siempre fue malo el aburrimiento.
Queda cerca el carnaval, me gustaría que dejasen cerrados los armarios…ahora sí, quiero desnudos hipócritas o ver cómo se desnudan al menos algunos. Rasgaos las vestiduras por una vez, una vez verdadera. Confirmado: está agotado el traje de cordero. Las palabras se desnudan por la neurosis que dibujan en mi pluma los falsos señores y señoras estupendos en esta farsa, feria de discretos, una vez más, eterna metáfora, nada nuevo, mis queridos lobos disfrazados de corderos.