Wednesday, September 19, 2007

presente




¿Te casas?” Esa fue la tremenda pregunta que mi amiga MJ.M. formuló cuando le dije que tenía que contarle algo “super importante”. No pude evitar sonreír al principio de la entrevista pero, no, no me casaba.
El pasado jueves tenía una cita con la moda. Paseaba por las cintas metálicas de IFEMA disfrutando de un fabuloso día nublado que anunciaba una llovizna tímida y yo sonreía pensando en el inminente invierno en el que rodearía mis labios con una enorme bufanda de lana. La mañana tocaba su fin y pasado el medio día, Madrid relucía brillante bajo los rayos perezosos de las 13:30 de la mañana. “Ring” el móvil volvía a sonar. Número desconocido. “¿Sí?, diga”. Y oí lo siguiente: “¿señorita, Caracuel?, le llamo por una entrevista de trabajo, es para un instituto”. La voz sonaba demasiado campechana, muy sencilla para aquel historiado “señorita Caracuel”. Sin dudarlo, acerté. Una broma. No es la primera vez que mis amigos, conocedores de mi apasionada historia de amor con mi harta conocida vocación de profesora, me han gastado algunas bromas, haciéndose pasar por supuestos profesores de institutos inventados. Y yo pensé, esta vez no. Sin dudarlo respondí, mientras sonreía, un firme“¿me estás vacilando?”. La voz se transformó. “Señorita Caracuel, le llamo del instituto tal y cual y esto no es ninguna broma. Sentí que la sangre se agolpaba en mi cabeza. Empecé casi a llorar y pedir mil perdones por pensar que aquello no era serio. No sé cómo la voz se dulcificó y me propuso una entrevista para aquella misma tarde tras confirmar que yo misma había enviado mi CV en marzo a su centro. Le informé que estaba en Madrid y que no volvía hasta el día siguiente, le insinué aplazara al lunes, pero él respondió de inmediato que era imposible: “el lunes sería el primer día de trabajo”. Cuando estaba dispuesta a sugerirle que cogería un AVE de inmediato para entrevistarme con aquella voz desconcocida, el caballero me propuso una entrevista el sábado a las 11:00 de la mañana. Acepté encantada y me despedí tras volverme a disculpar por mí surrealista manera de reaccionar ante la que podía ser la oportunidad de mi vida.
Pasé el jueves trabajando, ilusionada sólo por el hecho de que hubiesen pensado en mí, aunque convencida de que con mi entrada triunfal, el puesto no sería mío. La cena, en HardRock Madrid fue genial, un par de “cosmopolitan” abrieron una larga noche de copas que celebraban la posibilidad de que el sueño de mi vida empezase a tornearse.
El viernes pasó rápido entre alguna aspirina, cinco cafés y tacones larguísimos que se paseaban entre las moquetas, rodeada de muebles por cada lanza de mi brújula.
Por fin, el sábado, vestida con falda de tubo marino y camiseta gris gimnasio de tirantes, zapato de tacón mostaza. Subí la escalinata del inmenso edificio y sin saber por qué me santigüé. La entrada me sobrecogió, un colegio del siglo pasado, de esos con historias de muchas vidas, un edificio que se saludaba con su alma en la ventana. Las paredes respiraban humores de mi infancia, el olor a tiza flotaba en el ambiente, podía notar como los diminutos fragmentos se posaban en mis hombros y me recibían como dedos de bruja, disfrazados de humo, dándome la bienvenida a mi país de las maravillas.
Media hora más tarde salía del despacho, mi corazón latía como nunca, no podía dejar de sonreír. Me sentía feliz, confiada en mis posibilidades.
El teléfono volvió a sonar dos horas mas tarde. “Maria José, esto no es una broma”. Eres la nueva profesora de lengua y literatura.
Mi sueño, el de siempre, por el que aparqué mi presente para tejer un futuro, el único que yo quería, el único que aceptaría, hoy se derrama entre mis manos. Hoy es el último día de futuros inmediatos, a mis veintiséis años, abro mi vida al presente, aquel que tanto rechacé. Y, te diré, mi querida amiga, quién sabe si me caso, lo cierto es que ahora regalo cada segundo de mi vida a “lo más prodigioso, lo más profundo, lo más grave”, esto es, vivir.

Friday, September 07, 2007

haciendo el amor



La palabra del día se hace paso entre zumo de uva y poesía recordada, versos que se adelgazan en mi mente para hacer el amor con mi corazón. Erótico.En el humo de mi cigarrillo puedo ver mi locura desnuda y no acierto a vislumbrar cuál es el principio. La incertidumbre es la lotería de la caja de bombones del día. Los cuarenta grados se despiden de la brisa cálida de este septiembre expectante a su fecha de caducidad, y la sal y la arena incrustada entre mis nalgas se pregunta cuánto la echaré de menos... Y, mientras tanto, yo me pregunto ¿hasta que punto somos fieles a nuestros amantes? ¿Cuánto dura el amor al enamorado? En este verano de pinceladas surrealistas, los días son muestras de la falta de apego quizá al pasado, esa supuesta ancla de los sentimientos. Noches y días de sensaciones, de tacto y olores, de perfume semi olvidado, de café deseado y disfrazado de olor a hogar. ¿Cómo sabría cuál es la llave de la puerta de casa? El tiempo descansa cada vez que los ojos se cierran ávidos de besos susurrados, viajes a pasados perdidos, y el mundo se ensancha para invitarnos a quién sabe, esas ya conocidas locuras disfrazadas de realidad deseada o risas de mermelada, esa que sólo probé besando tus dedos de plata. Para quienes creen saber que el amor les besa cada noche con labios de cera.