Friday, December 28, 2007

Virus



“El dinero no lo es todo, pero es mejor que la salud. A fin de cuentas, no se puede ir a la carnicería y decirle al carnicero: -Mira qué moreno estoy, y además no me resfrío nunca; y suponer que va a regalarte su mercancía (A menos que el carnicero sea un idiota).”W. Allen.


Enamorada siempre de la inteligencia, decidí pasar el resto de mis días casada con Woody Allen, es lo que tiene pensar que el sexo sigue siendo lo más importante. Ciertamente, el dinero no lo es todo, la salud hay veces que se distrae en el paisaje y durante un tiempo así se quedó, ensimismada en otros horizontes, dejando la línea que dibuja el mío, intermitente… fue así como inauguré mis anunciadas vacaciones como profesora primeriza. El término primeriza me parece tan atractivo… creo que no hace mucho vociferaba que me enamoraba todo lo nuevo, y ahora de nuevo, resucitada, lo subrayo. Mis dormilonas pupilas, borrachas de antibiótico, se encandilan con los nuevos tactos, los nuevos olores, me embelesan los rastros a incienso y madera aunque, siempre el terciopelo de la piel hermosa, suave, producto inexplicable de mis suspiros, persiste en mi difícil escala de nuevos, aspirante empedernida a permanecer para siempre fija en el tacto de mis sentidos deseados, enamorados.
Mientras tanto, intentaba entender cómo sobrevivía a más de veinticuatro horas sin dormir. Reuniones eternas, comidas, padres y más padres, chritsmas, bacardi con cola, negación a dulces de navidad, cafés elevados a la enésima potencia, gintonics, nada de desayunos, poca comida, diminuta cena y más café, y las copas parecían cada vez más congeladas, como esculpidas con hielo, esculturas magnificentes que derramaban su escarcha entre mis húmedos dedos. Notaba el frío erizante que acariciaba lujurioso mis dedos pálidos y pequeños que deseaban ya en el fondo marcharse a casa y cerrar aquel capítulo eterno de relaciones nuevas y apasionantes porque me encontraba tan cansada... Y sintiéndolo mucho, tuve que confesarlo, señoras y señores: estoy derrotada.
Casi amanecía cuando yo plegaba mis pestañas, la cama era pequeña y nueva, una enorme ventana adornaba con diminutos lunares de luz la oscuridad de la habitación, dibujos surrealistas esculpidos por una persiana de plástico despistada, que dejaba pasar solo a algunos rayos de luz privilegiados que se asomaban a ver mi sueño rezumante de copas y cigarrillos bañados en perfume Dior agotado y derramado en mi vestido rojo que ya cumplía más de un día de vida en mí.
Al día siguiente ducha hirviendo, manzanilla que presagiaba e inauguraba mi nueva dieta de huelga estomacal. Lo siento, la suma de los colores da negro. Y, así, volví a casa acentuando la palidez de mis mejillas tras una noche cuanto menos inolvidable.
Un día intenso. Suma y sigue. Compromisos. A las diez de la noche se cumplían casi la friolera de más de treinta y seis horas en las que había cerrado sólo durante cuatro de ellas, los ojos. El último bacardi se despedía de mí desde el sentido del tacto. El hielo derretido que vestía el cristal me retaba a unos quince centímetros y mis neuronas eran incapaces de tocar los dedos de la cocacola light que se mezclaba entre otros con el humo del ambiente de lo que no recuerdo si era sábado o domingo.
Diez minutos más tarde llegué a casa a tiempo de no desmayarme en el camino, escoltada por un bello caballero, ángel custodio eterno de mis divertidos episodios noctámbulos.
Y poco más, desde entonces hasta ahora me encuentro sumida en una gastroenteritis aguda que me ha llevado de visita tres veces consecutivas al hospital y me ha regalado la sorpresa de un médico a media noche que entró por la ventana de mis aposentos la cándida noche del 24 de diciembre. Nuevas experiencias que colorean de gris la Navidad más paralítica en años. Dolores estomacales interminables, mil y un pijamas de todos los colores, besitos en la frente, yogur azucarado natural, consomé para siempre aborrecido y miradas de enamorado al pie de la cama. El toque glam del día: me siento como Kate Moss en su pasión por recuperarse de la alocada vida neoyorquiina… yo sobrevivo en la lejanía del sur de la península aunque, os aseguro, no menos controvertida, y elegantemente gris, por dentro y por fuera. Por último, mi año termina con un sueño cumplido: la felicidad. Sencillamente fabulosa e intensamente real. Para tod@s, os la regalo, no es justo ser egoísta con los dones que la vida regala, aunque permitidme que me provea con la cantidad suficiente para sonreír alguna vez más antes de que termine el mejor año que recuerdo haber vivido en mucho tiempo atrás.
Feliz Navidad y todo lo demás.
Love,
Majo Caracuel.

Monday, December 10, 2007

oxígeno



Hoy la tierra y los cielos me
sonríen;Hoy llega al fondo de mi
alma el sol; Hoy la he visto...la he
visto y me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios! (G.A.B)



¿Existe la visión perfecta? Después de años, Bécquer vuelve a la inmediatez de mis sonrisas. Será la belleza de la literatura, maravillosa musa, convulsivo camaleón de sentimientos dispares, bandera de la sangre caliente.
Enamorada de las rimas, de cada uno de sus rincones, perfecta sencillez que acelera los pálpitos, eterna fuente de sentimientos imaginados, alguna vez realizados… imposible confesar hasta qué punto arde mi sangre entre versos y cigarrillos literarios. Pero inevitablemente me pregunto, ¿hasta qué punto tu pupila azul escribe con renglones torcidos en las venas de mi corazón? ¿Es posible perderse en el bosque del amor o es sólo un sueño literario? ¿Amor de letras? Como una manzana mordida, eterna tentación prohibida, imán de desquiciados, barco de papel, sin mojar, allí navegan, empujados por el vapor de mi aliento, tus rimas, mi corazón: la sangre que se agolpa en mi garganta, golpe a golpe, radicalmente rojo, pinceladas que demuestran aquellas supuestamente inventadas pupilas azules que hipnotizaron algún día tu pluma y que adormecen hoy la mía. Irracionales mordiscos de rimas: oxígeno de mi vida.

Wednesday, December 05, 2007

J'Traîne Des Pieds



El añil límpido de esta mañana se difuminó de repente y me regaló un sendero de niebla. En segundos la luz desapareció, el siglo de las luces se apagó y me vi envuelta en un túnel de vaporosos humores. Nunca pensé que la oscuridad podía ser tan divertida, y es que el raciocinio barniza demasiados pálpitos. Enamorada de la armonía escrupulosa y ordenadamente bella, empiezo a entender que quizá la Ilustración arrojase demasiada luz sobre la ropa interior de sus cimientos.
Y dejé de pensar por milésimas de segundo.
La luna en el cielo desaparecía, delgada, con las puntas hacia arriba, como la imaginería más religiosa… y yo me imaginaba sentada en ella o recostada, meciéndome, divisando los hormigos móviles bajo mis pies, entre los cuales me encontraba yo, siempre que dejaba de formar parte de mi intensa vida imaginaria. La noche moría segundo tras segundo y me despedía por el espejo retrovisor, sonriendo a los sueños que quedan en mi almohada, los que yo enhebro y tu coses, por el camino fresco del amanecer. Nunca fui amiga de zonas oscuras, de aplomados rincones, terror por lo invisible… Ahora, cuando las minúsculas partículas morenas se decoloran, se tiñen de marino y el sol inunda con su inmensidad mis pupilas, no dejo de pensar lo bello que empieza a ser lo incontrolable y huidizo, justo cuando empiezo a enamorarme de un miedo que siempre me produjo pavor.
Creo que mi psicólogo ha dejado de ser eficiente, o simplemente ya no me sirve. Ahora el centro de mi salón lo ocupará mi particular diván de terciopelo rosa, eterno, maravilloso y fabuloso color de cada uno de los poros que componen la esbelta figura que se refleja en el espejo cada vez que me miro. Ese color exclusivamente mío. Ayer, una vez más, soñé que me adentraba entre un viejo camino de olivos bañados de polvo blanco, y la niebla, de nuevo, me rodeaba con sus incontrolables brazos. Me adentré entre la tierra, en la que se hundían mis pies y, una vez más dejé de pensar. Cuando desperté, me encontré bajo los troncos ásperos y húmedos, quebradizos aunque inexplicablemente fuertes: retenida junto a raíces de humo que sobresalían dinámicas de entre el submarino amarillo de la tierra. Tras una ducha hirviendo y un café, mi cerebro volvió a funcionar perfecto, diez minutos después, los árboles saludaron a mis neuronas olvidadizas para recordarme que me esperan entre las sábanas, esta noche, cada noche, cuando comienzan las sonrisas de un azul fulminante, inevitablemente libres, tras los cristales.

Tuesday, November 27, 2007

rainin' in paradize



En el camino existe una leve colina en la que se dibujan tres árboles. La fotografía digital debería haberse inventado allí. Supongo que algún pintor de imágenes pudo haber soñado algún día con captar ese caos de luces enfermizamente reales. Cada mañana, cada medio día, el sol baila entre los troncos ariscos, y me enamoro de los claro oscuros transparentes que regalan dinamismo a unos supuestos inamovibles seres.
Y yo me pregunto, si puedo sentir el movimiento de su sangre en la lejanía de mis arterias qué fuerza poderosa ata sus raíces a la eterna y árida tierra amarilla
No sé.
Bienvenidos al paraíso. Hoy el día parece embravecido. El azul se ha vuelto impertinentemente intenso. Ha decidido cegar mis responsables pupilas… y la niebla me visitó solo un momento. La lluvia, protagonista de la jornada, vino desairada, egoísta y presumida, y cuando empezaba a hidratar mis mejillas, desapareció, de repente. Sentí lo que siente el vaso que espera la gota de agua o el beso que espera besar o ser besado. La espera. El que espera, me parece que desespera y yo, siempre he tenido muy mala paciencia.

Obligada, pues al inminente cambio climático, mi enamorado corazón de invierno se desnuda… y sin ropa alguna, la electrizante brisa de noviembre se apoderó de mi transparente silueta. Casi etérea, decidí volver a abrigarme y esperar lo que el sol, el tiempo, la lluvia y todos los demás quieran.
Una taza de paciencia y un pistacho de escapismo: un paraíso con paraguas, un invierno desvalido… es mucho decir, el invierno es mío, sólo mío. Después de todo, ¿quién admira los ríos de agua en los cristales? Stop. Parece que, después de todo, el invierno sigue prohibido… aunque sigue siendo estrictamente mío. Guardemos los desnudos para el agua de la playa y el sol eterno abrazando cada centímetro de mil y un cuerpos desquiciados.
¿Seguimos aún sin mirar el paisaje del cielo?

Monday, November 19, 2007

molinos de uniforme


¿Las diferencias son estrictamente evidentes o es que nuestros ojos son perezosamente despistados?
El afán por el barro en cada rincón, el marrón en todas sus tonalidades y el gusto por las ruedas de carro han hecho que la mayoría empiece a aborrecer un rústico que sólo me evoca el término “cargante”. Si en arquitectura, enamora lo contemporáneo, si somos orgullosos ciudadanos del siglo veintiuno y nos regodeamos con el matrimonio gay…. ¿Estaremos en lo cierto si pensamos que aún hoy hombre y mujer somos tan radicalmente diferentes?
Asqueados de casas galdosianas y forja de uniforme... cuando el olor a asfalto, el frío sombrío de los edificios abraza los inconfesables secretos, ¿dónde está ese que aún decide atarse al pasado? Cada día me enamora lo nuevo, lo desconocido, lo que nunca he visto, los nuevos olores, los amaneceres diferentes, las duermevelas repentinas, cenas vespertinas, el desorden desorganizado de mi vida, los cigarrillos sorpresivos que aparecen y desaparecen en el momento más inesperado, como cada uno de mis interesantes parpadeos.
Las tertulias, sin embargo, sobreviven abrazadas de nuevos disfraces, caminantes rumoreadores del pasado. La comunicación es el mejor regalo de nuestros abuelos, y aún funciona el amor de la lumbre como llave a los oscuros desvanes de nuestros inconfesables deseos. La amistad para ello, es la mejor de las alfombras donde acomodarse para ver como llamea el fuego. El deseo sigue siendo el mejor de los apetitos y alimento de muchas de las sonrisas sinceras y veladas de todos y cada uno. La belleza inunda cada pálpito, y no puedo negar que me enamora el arte por el arte, no admirarlo es negarse a reconocer que la lluvia es como un polvo que renueva todas y cada una de las simientes. Quizá la frágil sinceridad sea la niebla que adormece las actuales palpitaciones y nos duerma en un feliz y nauseabundo crisol de sueño mentirosamente perfecto, aunque eternamente bello. Y entonces me pregunto ¿será que en el corazón aún seguimos comulgando con ruedas de carro? ¿O es que los molinos realmente eran gigantes?
El marrón obstruye mi mente y secuestra mis moléculas de oxígeno, por ello, me mudo a un par de cubos imperfectos, en el asfalto, paredes de papel, pero estrictamente contemporáneo: anclada en un irremediable presente, ahora sí, imperfecto, porque me hipnotiza la danza de los fuegos, chimeneas de piedra y de cuento, polvorientas piedras que ciegan, creo, mis entretenidísimas verdes pupilas.

Wednesday, November 07, 2007

tráfico



Después de tanto viajar he aprendido a dialogar con las señales de tráfico. Las conversaciones son aburridas si el interlocutor es inexistente, los amaneceres son despistados y ya han dejado de sorprenderme de repente… las pinceladas blancas del asfalto casi nunca se equivocan de dirección… y entonces, de repente, me encuentro a solas. El miedo. La soledad: protagonista de mis desquiciados temores se ha mudado al asiento de mi acompañante invisible. A mis veintiséis años empiezo a saber lo que significa tener un amigo invisible.
Una hora al día es poco tiempo en función de si la dedicas a la lectura, el deporte cardiovascular o imaginar las invisibles moléculas de la luz… para mí es un tiempo ineludiblemente importante en que obligatoriamente quedo conmigo misma y tengo que aguantar mis razonamientos novelescos, mis fantasías desorbitadas y mi reñida responsabilidad, amiga inquebrantable de la conciencia que ata las alas de mi divertida irregularidad mental. Por suerte la razón me acompaña en casi todos mis paseos y… mi locura se ha visto disminuida de manera inversamente proporcional a la subida de los precios. En este mundo tan absolutamente material, deberíamos volver a pasear por los senderos oscuros de nuestra mente. Quizá debería ponerse de moda nuevamente el psicoanálisis.
Y así, me encuentro cada mañana y cada mediodía con media hora respectiva en las que volcar cada una de mis reflexiones, cinco minutos para cada una de mis clases de la mañana, y creo que me sobran minutos para reflexionar sobre los besos que se pasean por mi cuello, el cigarrillo que me encanta fumar una vez al día y esos libros que me enamoran y no puedo tocar. Volante en mano disfruto del hiriente sol en mis dilatadas pupilas, el verde no se lleva bien con el orgulloso sol del mediodía y la lluvia se retrasa en el calendario. Yo deseo cada mañana observar el amanecer derretido en gotas de agua húmeda.
Ahuyentada por mí misma y mi imaginación desorbitada, resuelvo llegar en treinta minutos exactos a mi destino y la supuesta ordinariez del día se torna fabulosa. El código de tráfico es unidireccional, y no podrá reflexionar sobre el episodio que orquesta cada día en mi calendario. Tampoco mis reflexiones metalingüísticas diarias serán conscientes de las sonrisas que abrigan entre tanto significante, tanto sujeto supuestamente omitido y tanta metáfora surrealista… La surrealista soledad de mi otoño ahora lleva mi perfume: se llama una hora al día de miradas al asfalto, de guiños al código, y entre tanto, enamorada de las señales azules, las que no prohíben pensar ni acelerar con libertad.

Tuesday, October 16, 2007

el beso de Babel



Ahora las nubes se difuminan en el horizonte, un día tras otro, paso lista al calendario y las faltas de asistencia son siempre inexistentes. Puedo apreciar con detenimiento cada amanecer, cada aurora, cada veta rojiza por sorpresa, los cerúleos imponentes y estables, el empolvado algodón y tímido de las nubes que quieren ser por segundos niebla… sólo algunos días, la lluvia, huidiza, mi eterna amante que se niega a bañar mis pupilas enamoradas de húmeda humedad en el ambiente.
La pasada tarde cayeron las primeras hojas perfectas de otoño. Descendían despistadas como recortadas por unos dedos de cuatro años en sus primeras clases de colegio. Los tonos, como siempre, entre canelas y calderos, como cada año, los colores se visten de uniforme tras la primera y el amarillo verano. Las hojas perfiladas y despeinadas, ejemplo de otoño reclicado.
El azul brillante inunda mis mañanas tras cruzar la transparente barrera de los espejos para rodearme con los primeros besos helados de un invierno impuntual pero por suerte inminente. Los brillos se apoderan de los encerados y se disfrazan de verde como los olivares que enmarcan cada una de las ventanas y vidrieras. El polvo de la tiza se ha mudado a mi nariz y ha decidido quedarse para siempre tras hacerse amigo de mi infinita sonrisa. La alegría se viste de monemas y la literatura de ilusiones maravillosamente realistas, fuera ya de inútiles sueños de románticos inspirados, ahora en mi momento posmoderno, disfruto del humor absurdo y la hermafrodita mezcla del collage electrizantemente natural de la realidad real. Los pasillos enormes, larguísimos, colmados de vida, de mi vida, mi objetivo y objetiva, en concepto y actitudes, y la transversalidad olvidada, ahora competencia de juguete dibujada por mí… crisol de programaciones, caliz de presentes, sueños archivados, desorden de sonrisas por ausencia de suficientes anaqueles en mi biblioteca de Babel.

Wednesday, October 03, 2007

la liga rosa


Tras largas noches en vela, él se acostumbró a mi ausencia. Le resultaba difícil entender cómo mi tiempo libre había disminuido de aquella manera y, ahora sólo pasaba con él el tiempo estrictamente laboral, y el término estricto no estaba entre sus preferidos. Y no es que ya no le quisiera, más que nunca, pues ahora me llevaba cada día a un nuevo paraíso, a un nuevo capítulo de mi fabulosa temporada 2007. Pero lo cierto, es que ahora mis horas de ocio casi tienen nombre y apellidos… así es que ese fue el comienzo, me parece, la razón verdadera por la que ese ser plateado con sombrero elegantemente negro se rebeló y, sin más, un día buscó su aliad@.
Cuando me desperté tras una larga noche de alcohol ensortijado y estrellas en el cielo, observé el cataclismo. El DNI, su carta de presentación, aquello por lo que todo el mundo le conoce, había desaparecido. El lazo rosa que adornaba su tiesa y erguida antena ya no estaba. No pasaron más de cinco minutos cuando tuvo que confesar que no había sido él, no él sólo, al menos. Alguien desconsolad@ por el cambio de los tiempos quizá, porque aún no han empezado las lluvias, porque aún sigue en vigor la talla 34, alguien que aún no sabe de qué color son los besos…quién sabe… Aquel individuo/a habia sido “la mano” de aquella operación. Se habían aprovechado del frágil corazón de hojalata de mi cochero y confundieron al mecánico ser más entrañable en un ser celoso de mi nuevo horario. Ahora él se niega a contestar quien fue el individuo/a que le pudo convencer para perder el trozo de seda rosa… Y yo me pregunto ¿quién fue quien tan cuidadosamente fulminó el nudo del lazo?
Quitó el nudo con cuidado y dejó la antena como acariciando el acharolado techo azabache. ¿Para qué? Empiezo a pensar que aquello quizá no fue una gamberrada. Quizá el Mini esté aún más confundido, embelesado, engañado por un ser de inteligencia superior, y sea ese/a quien, por razones que desconozco, realmente deseaba la liga rosa. El objeto del robo sigue siendo desconocido, al igual que el ladrón y por supuesto, los motivos.
Sea quien sea, no dejamos de aplaudir su evidente originalidad. Por ello, se ha merecido esta pequeña nota en la que lo recuerd@. Ahora nada mejor que un nuevo lazo, de repente, como sorpresa, para adornar cualquier mañana entre niebla y lunares de lluvia su bella antena, espectacularmente tiesa.
Queda recogido el testigo.

Wednesday, September 19, 2007

presente




¿Te casas?” Esa fue la tremenda pregunta que mi amiga MJ.M. formuló cuando le dije que tenía que contarle algo “super importante”. No pude evitar sonreír al principio de la entrevista pero, no, no me casaba.
El pasado jueves tenía una cita con la moda. Paseaba por las cintas metálicas de IFEMA disfrutando de un fabuloso día nublado que anunciaba una llovizna tímida y yo sonreía pensando en el inminente invierno en el que rodearía mis labios con una enorme bufanda de lana. La mañana tocaba su fin y pasado el medio día, Madrid relucía brillante bajo los rayos perezosos de las 13:30 de la mañana. “Ring” el móvil volvía a sonar. Número desconocido. “¿Sí?, diga”. Y oí lo siguiente: “¿señorita, Caracuel?, le llamo por una entrevista de trabajo, es para un instituto”. La voz sonaba demasiado campechana, muy sencilla para aquel historiado “señorita Caracuel”. Sin dudarlo, acerté. Una broma. No es la primera vez que mis amigos, conocedores de mi apasionada historia de amor con mi harta conocida vocación de profesora, me han gastado algunas bromas, haciéndose pasar por supuestos profesores de institutos inventados. Y yo pensé, esta vez no. Sin dudarlo respondí, mientras sonreía, un firme“¿me estás vacilando?”. La voz se transformó. “Señorita Caracuel, le llamo del instituto tal y cual y esto no es ninguna broma. Sentí que la sangre se agolpaba en mi cabeza. Empecé casi a llorar y pedir mil perdones por pensar que aquello no era serio. No sé cómo la voz se dulcificó y me propuso una entrevista para aquella misma tarde tras confirmar que yo misma había enviado mi CV en marzo a su centro. Le informé que estaba en Madrid y que no volvía hasta el día siguiente, le insinué aplazara al lunes, pero él respondió de inmediato que era imposible: “el lunes sería el primer día de trabajo”. Cuando estaba dispuesta a sugerirle que cogería un AVE de inmediato para entrevistarme con aquella voz desconcocida, el caballero me propuso una entrevista el sábado a las 11:00 de la mañana. Acepté encantada y me despedí tras volverme a disculpar por mí surrealista manera de reaccionar ante la que podía ser la oportunidad de mi vida.
Pasé el jueves trabajando, ilusionada sólo por el hecho de que hubiesen pensado en mí, aunque convencida de que con mi entrada triunfal, el puesto no sería mío. La cena, en HardRock Madrid fue genial, un par de “cosmopolitan” abrieron una larga noche de copas que celebraban la posibilidad de que el sueño de mi vida empezase a tornearse.
El viernes pasó rápido entre alguna aspirina, cinco cafés y tacones larguísimos que se paseaban entre las moquetas, rodeada de muebles por cada lanza de mi brújula.
Por fin, el sábado, vestida con falda de tubo marino y camiseta gris gimnasio de tirantes, zapato de tacón mostaza. Subí la escalinata del inmenso edificio y sin saber por qué me santigüé. La entrada me sobrecogió, un colegio del siglo pasado, de esos con historias de muchas vidas, un edificio que se saludaba con su alma en la ventana. Las paredes respiraban humores de mi infancia, el olor a tiza flotaba en el ambiente, podía notar como los diminutos fragmentos se posaban en mis hombros y me recibían como dedos de bruja, disfrazados de humo, dándome la bienvenida a mi país de las maravillas.
Media hora más tarde salía del despacho, mi corazón latía como nunca, no podía dejar de sonreír. Me sentía feliz, confiada en mis posibilidades.
El teléfono volvió a sonar dos horas mas tarde. “Maria José, esto no es una broma”. Eres la nueva profesora de lengua y literatura.
Mi sueño, el de siempre, por el que aparqué mi presente para tejer un futuro, el único que yo quería, el único que aceptaría, hoy se derrama entre mis manos. Hoy es el último día de futuros inmediatos, a mis veintiséis años, abro mi vida al presente, aquel que tanto rechacé. Y, te diré, mi querida amiga, quién sabe si me caso, lo cierto es que ahora regalo cada segundo de mi vida a “lo más prodigioso, lo más profundo, lo más grave”, esto es, vivir.

Friday, September 07, 2007

haciendo el amor



La palabra del día se hace paso entre zumo de uva y poesía recordada, versos que se adelgazan en mi mente para hacer el amor con mi corazón. Erótico.En el humo de mi cigarrillo puedo ver mi locura desnuda y no acierto a vislumbrar cuál es el principio. La incertidumbre es la lotería de la caja de bombones del día. Los cuarenta grados se despiden de la brisa cálida de este septiembre expectante a su fecha de caducidad, y la sal y la arena incrustada entre mis nalgas se pregunta cuánto la echaré de menos... Y, mientras tanto, yo me pregunto ¿hasta que punto somos fieles a nuestros amantes? ¿Cuánto dura el amor al enamorado? En este verano de pinceladas surrealistas, los días son muestras de la falta de apego quizá al pasado, esa supuesta ancla de los sentimientos. Noches y días de sensaciones, de tacto y olores, de perfume semi olvidado, de café deseado y disfrazado de olor a hogar. ¿Cómo sabría cuál es la llave de la puerta de casa? El tiempo descansa cada vez que los ojos se cierran ávidos de besos susurrados, viajes a pasados perdidos, y el mundo se ensancha para invitarnos a quién sabe, esas ya conocidas locuras disfrazadas de realidad deseada o risas de mermelada, esa que sólo probé besando tus dedos de plata. Para quienes creen saber que el amor les besa cada noche con labios de cera.

Tuesday, August 28, 2007

telegrama



Mensaje exclusivo para FM´s


No puedo publicar la totalidad de la conversación que mantuvimos Uba y yo ayer, lo cierto es que es urgente que nos reunamos. La cita perfecta podría ser mañana cuando el sol está más alto y agosto coletea triste en su inminente marcha.

Un almuerzo conjunto podría solucionar graves problemas mundiales que la mismísima CIA ha dejado por imposibles. Sólo nosotras podemos hacerlo.

Se ruega confirmación.

Punto de encuentro: Córdoba

Hora: 14:00.

Importante: no olvidar la contraseña

Pista: ACSFUF


Fdo. Rubita dinamita.

Wednesday, August 22, 2007

ya no te quiero, agosto



El verano se acaba y no seré yo quien lo impida. El gris renace de la mediocridad del punto medio, del divorcio del blanco y negro, y empieza a quedar fuera de lugar en este final de agosto decadente, demasiado fabuloso. Este octavo mes pesimista e infecundo aborta la voluntad de la metamorfosis que oxigena lo que más me gusta, el concepto de lo nuevo.
Estamos en una agonía racional que es preciso agotar: el final del verano. Adiós por fin a las rayas marineras, al dulce olor a coco de cada uno de los miles de bronceadores baratos, bye a los bikinis y a quien inventó el triquini. Fuera el mediodía odioso de desnacidas pinceladas amarillas. Se acabó el penetrante y renovador aroma a cloro…
El otoño serpentea entre las lágrimas de cocodrilo de los domingueros y veraneantes tardíos de esta quincena cansina, y a pesar de las plañideras, las hojas volverán a caer, sin poder desafiar una vez más la ostentosa y anticuada, ley de la gravedad. Los escaparates se teñirán de típicas paletas de mokas y chocolates, de azules azafata y las bufandas rodearán eróticas mi cuello como los mejores brazos, llenos de besos furtivos, los mejores, siempre húmedos.
Vuelta a casa, los jardines quedan desiertos, se abandonan las miradas al mar, y hundir los dedos en la arena, la ciudad se resiente con la pérdida de sus mayores adeptos en estos meses secos, los adoquines necesitan humedecerse con las bellas gotas de agua de las primeras lluvias, las primeras humedades, las manchas de hierba y mis adoradas setas.
Mi enfermedad invernal se acerca, se vierte en café caliente, cine, jerseys, libros de literatura y marchas forzadas a mi feliz vida inventada. Inundada en lluvia, te saludo: bienvenido, mi amor, mi querido y húmedo invierno. Siempre tuya,
Majo

Sunday, August 19, 2007

en el vestíbulo: up and down



Andy Warhol decía: “… otra forma de ocupar más espacios es la de ponerse perfume. De los cinco sentidos, el olfato es el más cercano al dominio pleno del pasado. El olor puede realmente transportarte. Ver, oír, tocar, degustar, no son tan poderosos como el olfato si quieres que todo tu ser regrese por un instante al pasado Por lo general, no quiero hacerlo, pero al tener los olores retenidos en un frasco, puedo llevar un control y puedo oler únicamente los olores que quiero, cuando me da la gana, para recordar lo que en aquel momento se me antoja. Tan sólo por un instante. Lo bueno de la memoria olfativa es que la sensación de ser transportado cesa en el momento en que dejas de oler, de modo que no hay efectos secundarios. Es una manera muy limpia de recodar.
Antes, los olores de mi vida eran los que por casualidad llegaban a mi nariz. Pero entonces me di cuenta de que tenía que tener una especie de museo del olfato con el fin de no perder para siempre cierta clase de olores. Me encantaba cómo olía el vestíbulo del teatro Paramount en Broadway. Cerraba los ojos y respiraba hondo siempre que iba allí. Luego lo tiraron al suelo. Puedo contemplar todo el tiempo que quiera una foto de ese vestíbulo, ¿y qué? Jamás podré volver a olerlo. (…)”

Hoy he vuelto a recordar el olor del cigarro mezclado con la madera de mi ventana. Cada uno de los tornillos y del cristal semi transparente, encorsetado, semi perfecto, al marco que le tocó de compañero de por vida, quién sabe. Mismo escenario. De nuevo mis pensamientos perdidos entre literatura y lingüística. La carrera hoy más que nunca vuelve a comenzar. Misma meta y entre tanto, el pasado se desempolva preparado para un nuevo papel protagonista, fotos, fechas, garabatos, iconos de otras días resurgen y me distraen con su olor a papel viejo... y los sentimientos, perfectos, recientes como entonces. Una vez más el pellizco en mi débil estómago. Vuelvo a verte impasible en el horizonte, intacto en mi recuerdo, increíblemente atractivo, hombre de ciencias puras, idólatra de la cuadratura del indisciplinado círculo.
… y, cada mañana, un perfume, un viejo conocido visita mi dolorido olfato. Los rastros de menta de mi jabón me llevan de la mano al pasado y vuelvo a aquel pequeño lavabo blanco y espejo de plástico de la facultad... Mañanas frías en los pasillos desvencijados de filosofía y letras, amor soñado, esperado, libros de cartón, la misma espera, las mismas letras, yo misma, una vez más frente al espejo. Hay veces que siento que el tiempo se ha enamorado de mí, y me impide avanzar, receloso. Quizá yo tenga razón y no llegue a hacerme vieja. Las manillas del reloj me atan sin remedio, y se niegan a marcar mis segundos. Me encuentro en la ventana, escudriñando cada segmento por donde se escapa el aire... ha llegado el momento de desatar mis muñecas del desquiciado laberinto, del inalterable bucle que esclaviza mis sentidos al tacto empolvado, al parpadeo húmedo, a saber lo que ocurriría de nuevo. Odio escudriñarme en el espejo y conocer lo que veo, mismos latidos, tan conocidos, tan aborrecidos, aquellos que tanto amé y ahora me odian a mí o quizá sea yo quien haya empezado a conocer la abominable palabra y me niegue a hacerla pasar al vestíbulo de mi diccionario.
Un brindis por la retórica, ya se sabe, "vivir es ver volver".
Majo Caracuel

Wednesday, August 01, 2007

Hymn for my soul


No es que las musas me hayan abandonado, es que mi agenda se ha desbordado. Un escritor no solo escribe, también vive, y sin vida, la imaginación se entristece. El pasado fin de semana a&p fue invitado al concierto del mismísimo Joe Cocker. La cita, a las 22:00, se escondía como entre visillos, en una bellísima cala de la malagueña Playa del Cuervo.
Los conciertos y las citas son eventos en los que necesariamente se necesita una segunda persona, un/a interlocutor/a con quien disfrutar de los peces de colores. En mi caso, mi acompañante era un caballero alto, moreno, de una belleza autóctona fascinante, quien adornó la quebradiza voz del americano, dulcificando el ambiente.
No fue tan fácil como pueda parecer, y la llegada al concierto se convirtió en una auténtica aventura. Tarde como siempre, y vestida de verde rotundo, abandonaba mi habitación de hotel en el centro de la capital.
Cuando mi acompañante y yo informamos el destino de nuestro viaje al taxista, se volvió para avisarnos de que nuestro destino era lejano, unos diez kilómetros de donde nos encontrábamos. Mi anónimo amigo respondió que no importaba, teníamos que asistir a aquel lugar sin falta, asuntos de trabajo… El conductor del taxi frunció el ceño y metió primera como arrepintiéndose de su suerte al subirnos en su automóvil. Desde el cubículo trasero en el que nos encontrábamos, uno de esos taxis encorsetados en metacrilato agujereado, como separador del conductor por posibles viajeros desmelenados, se podía apreciar la costa y las casas agolpadas unas encima de otras. El paisaje malagueño me resulta parecido a un collage picasiano, las estructuras duras se combinan con edificios de poca monta y otras monstruosas alturas. El lujo se entremezcla con las fachadas preciosas en tonos turquesas que recuerdan a una Málaga mucho más bella, lejana como intacta y recuperada de otro tiempo.
Los edificios se perdían en la lejanía del cristal trasero del taxi y la luna llena era la única farola que iluminaba la autopista que atravesaba las montañas que bordeaban la costa. De repente, una bombilla parpadeante se alzaba como señal en el horizonte, a la derecha unas banderillas rojas y blancas indicaban un posible camino a la derecha. Un boby custodiaba una posible entrada al misterioso emplazamiento del concierto. El señor taxista pareció no haber apreciado nada y continuaba en línea recta. Necesitábamos bajar. “Por favor, de la vuelta, creemos que nos estamos alejando demasiado”. El responsable conductor nos informó que lógicamente no podía parar en mitad de la autopista, había que esperar hasta un cambio de sentido. Minutos más tarde, nervioso, giró el automóvil y harto de nuestras impacientes indicaciones, confirmó que no tenía ni la más remota idea de donde se encontraba esa playa, ni el concierto, ni nada de nada. Estaba vergonzosamente perdido. Humillado como profesional de las direcciones imposibles, su vocación de taxista se vio irremediablemente herida y decidió parar, esta vez sí en mitad de la autopista y nos invitó a bajar. En mitad del asfalto, con la luz de la luna como linterna empezamos a caminar en dirección a nuestro destino. El diminuto espacio para peatones se acabó y hubo incluso que saltar la mediana a mil por hora entre coches que se cruzaban y nos miraban como si fuésemos una especie de aparición en mitad de la noche.
Sin poder creerlo y entre miles de sonrisas, visualizamos las banderitas rojas y de nuevo el boby que nos invitaba a pasar a un camino de tierra que conducía por fin a unas lejanas luces que configuraban el escenario. Torcimos a la izqiuierda y apareció de repente una playa cristalina que rodeaba el escenario donde minutos más tarde se subiría el motivo de nuestra apasionante aventura.
Ladys and gentleman, Mr. Joe Cocker. Con un vodka entre mis dedos asistí atónita a la aparición de lo que yo creía que sería un ejemplar casi jurásico y acabo convirtiéndose en lo más parecido a una versión renovada de Anthony Hopkins y Sir. Sean Connery. Cien por cien vestido de un negro que contrastaba con la palidez americana de su piel y el plata de su cabello. Fueron casi tres horas de un rock electrizante, de un soul sumamente erótico, de brisa marina, de oleadas de marihuana, de gotas de sal, y dedos de terciopelo… consiguieron y consiguió transportarme ciertamente a “aquellos maravillos años” a los suyos, a los míos en los que menuda escuchaba su melodía por la tele y a otros años, no tan lejanos de nueve y tantas semanas y media deliciosas, ahora enteramente recuperados.
El concierto acabó de madrugada, para entonces la playa quedó casi desierta y los fans se diluían entre las rocas como formas redondeadas entre los granos de arena formando un paisaje a carboncillo de formas humanas. La luna dibujaba una línea plateada en el horizonte y el rocío de la mañana volvió a bañar una vez más mi cuerpo cuando de repente desperté en la orilla, sana y salva eso sí, tras haber sido retenida en la arena durante más horas que las que duró el afamado concierto.

Sunday, July 22, 2007

19J?


Las portadas del pasado 19 de julio reflejaban en titulares el caos que se habia producido en Manhatan tras el estallido de una tubería de vapor. El motivo del estallido es menos espectacular que la posible segunda parte de un 11S en 2007. Menos novelesco aunque más saludable.

La deflagración, que tuvo lugar a las 18.00 hora local (00.00 hora peninsular española), ocasionó una gran humareda e hizo que la policía cortase el centro de la ciudad al tráfico. La localización concreta del accidente ha sido en la calle 41 de Manhattan, muy cerca de la estación Central de trenes. El incidente ha sido originado por el reventón de una tubería subterránea de vapor de los años 20, que ha estallado provocando un cráter de unos seis metros en la calle y una inmensa columna de vapor que bordeaba los edificios, recordando las imágenes de la polvareda que invadió la ciudad con el desplome de las Torres Gemelas tras el atentado del 11-S. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ha afirmado en conferencia de prensa que la explosión, que ha causado un muerto, se debió a un fallo de las infraestructuras, pero "no a un ataque terrorista o criminal". Los hechos se produjeron en una hora punta en Manhattan y en una zona muy frecuentada por las miles de personas que acuden a diario a trabajar desde las localidades cercanas a Nueva York y del vecino estado de Connecticut.

Cuando a las doce de la madrugada escuché la noticia en la radio, he de reconocer que mi imaginación me dibujó un nuevo ataque hacia la ciudad de mis sueños. Parece que el señor Bush no se habría disgustado mucho si se hubiese confirmado que la explosión procedía de las manos de sus indeseables enemigos, los eternos terroristas talibanes, iraquíes y demás índoles todos bajo el denominador común de portar sangre musulmana. No ha tenido suerte, aunque quién sabe lo que realmente ocurrió en Mahattan. Quizá tiempo después se confirme que al igual que el hombre no ha pisado la Luna, también puede que las tuberías de los años 20 aun funcionen a la perfección. No obstante, me alegra pensar que un indeseable accidente nos ha salvado de una tragedia mayor, al menos esta vez no ha sido deseada la muerte, o eso parece. Mientras tanto, la suerte, una vez más, sorprende y reafirma nuestra incapacidad ante los hilos de la fortuna y nuestros destinos.

Wednesday, July 18, 2007

taxi!


Me llamas amor y yo pido un taxi. Algo así escribía el poeta, no sé si lo sentiría, lo cierto es que en estos tiempos que corren el verso se cumple como un endecasílabo perfecto garcilasiano. El trabajo más que nunca se alza como primer problema a los asuntos de cupido. Resulta muy injusto que en esta Europa tan “perfecta” encontrar un trabajo sea un asunto casi de cruzada medieval.
Hay que matizar, como en todo existen ciertos privilegiados, la gente de ciencias, los de siempre, esos cerebritos de calculadora en bolsillo y media docena de “bolis” almacenados entre sus enseres. Esos son esos quienes ganan la partida en el parchís laboral. Nosotros la gente de letras, mucho más flotantes y desinhibidos decidimos optar por la licenciatura del amor, la famosa vocación se alzó como primer valor y decidimos apostar por las lenguas muertas, la comunicación, la literatura y el arte. Ahora, el arte una vez más no sirve de alimento y como supuestos artistas en potencia o amantes de lo artístico sobrevivimos del incienso del sueño de poder llegar a vivirlo.
Una de las opciones más fantásticas para acceder al fabuloso puesto de profesor, única salida real para nosotros l@s filósof@s y filólog@s son las oposiciones y se han convertido en la lotería más desquiciante de este tiempo.
Andalucía es el paraíso de cualquier viandante y hasta los indecisos gallegos se presentan en nuestra tierra a probar suerte, y la prueban y se quedan. Todo el mundo quiere disfrutar de los cuarenta grados en el asfalto, de nuestras playas del Malaya y del polvo dorado de la maravillosa Cádiz, hasta nuestro pequeño desierto está despertando a la pubertad y los pretendientes le acechan en cada esquina. A la gente le gusta Andalucía para siempre y los andaluces y andaluzas empezamos a pensar que quizá seria más lógico que fuésemos nosotr@s quienes una vez más crucemos Sierra Morena para probar mejor suerte en comunidades menos pintorescas, tales como la aburrida Mancha, probar el estrés blanco de Madrid….
Parece que todo se presenta más fácil fuera de aquí, pero el término fácil nunca se correspondió precisamente con su significante. Todo resulta mucho más difícil. Tras decidir un destino lejos de casa, queda una vida a expensas de la vuelta y otra inminente mucho más lejos y vibrante de novedad…
Y ese es el dilema, vuelve la razón y el corazón. Creo que habrá much@s que me lean y entiendan cuál es el sentido de mis palabras. Coger el taxi o no es una decisión, como siempre, extremadamente difícil, porque qué eliges, ¿un posible flamante trabajo pero con una separación de unos posibles cinco años o un amor a quien besar apasionadamente cada segundo de tu existencia mientras recuentas los miles que forman como tú la lista de espera?… quizá no sea tan descabellado, una apuesta por nosotr@s, examinarse en Andalucía y arriesgar un par de años más a un posible parón en tu vida, aunque, cada día me pregunto si realmente debería considerar esa realidad como un parón o como una oportunidad. ¿Con qué nos quedamos? Es difícil si posees el referente del loco término del amor.
¿Cogemos el taxi?

Wednesday, July 11, 2007


Después de mucho mucho tiempo, ayer, a medio día, subí a lo más alto de la casa, la azotea hervía bajo el sol. Los tejados despoblados... La brisa desaparecida convertía la ciudad en un habismo fantasma de temperatura más de infierno que de castillo de miedo.
Tras observar el bochornoso medio día, decidí desnudarme ante la soledad rojiza de los tejados. Me recuerdo saltando durante unas horas tomando el sol empapada en agua, semidesnuda y saltando sin saber muy bien cómo ni por qué había acabado entre las tejas y tejados. Ahora las razones se someten a la fuerza de mis sentidos. He decido la simpleza de hacer lo que me plazca.
Pasada la media noche, tras volver de una cita con amigos, al llegar a casa y tras lavarme los dientes, me enfundé mi corrector dental. Al notar el plástico entre mi dentadura reparé en cuánto tiempo hacía que no lo usaba. Mientras mi lengua lo reconocía, mi mente intentaba entender por qué después de tanto tiempo había decidido enfundarme aquella funda de manera tan natural. Había empezado a recuperar hábitos perdidos. Las cigüeñas ya no se marchan a África pero yo he decidido retomar un pasado que quizá no estaba cerrado.
Por la noche, en la cama no podía dormir y dediqué mi tiempo en soledad para reconocer cuanto había cambiado mi vida en tan poco tiempo. Recordé como era todo para mí a tan sólo un año vista atrás. El pasado es poliédrico. Cada segundo lo hace único, memorable o motivo de angustia estomacal.
Recordar el julio del fatídico 2006 sigue produciéndome nauseas. Fueron días difíciles de entender. Habría necesitado un agujero donde vivir y no salir en algunos meses. Como no lo encontré, y las situaciones se apresuraban a sacarme de mi retiro voluntario, mi ahogo se refugió en el interior, se acomodó y casi pensó quedarse para siempre. Ha hecho falta casi un año para despedirlo definitivamente. Ahora parece que la luz dibuja el contexto de manera diferente. El calor es insoportable pero no me ahoga como antes, ahora no se me corta la respiración, es sólo cuestión de llevar tirantes. Las calles no son tan cerradas como las imaginaba, es sólo que se trata de un pueblo de interior… Mis ansias por desaparecer del mapa se diluyen en sonrisas de diario y se convierten en una vida feliz, mi vida. Mis planes se mantienen inalterables, al igual que mis sueños, pero no como la única llave a mi salvación porque no la necesito, ya estoy salvada, y he sido yo misma. Creo que cuando empecé a darme cuenta de que mi alegría estaba bajo cero, encontré la verdadera puerta hacia el cielo. Este julio se disfraza de feria quizá, de verano deseado sin duda, y de vida presente, fuera por fin de imaginados futuros inmediatos.

Tuesday, July 03, 2007

mi secreto



La poesía es la incertidumbre humana solidificada en letras de filosofía más o menos barata, maravillosas composiciones colmadas de flagrante irrealidad. El verso es el corsé que cuadricula los pasos del pensamiento queriendo forjar una realidad creíble en al menos algún sustento. Leer y releer los cortes perfectos del endecasílabo, saborear la mesura del soneto, el pensamiento perfecto… pero, ¿realmente existe lo perfecto? ¿Quién creó ese invento? ¿Cuál es el referente en el triángulo de ese significado tan correcto?
Aún no me parece que pueda dibujar un ser que cumpla aquel canon griego. Quizá sea verdad que la perfección como la felicidad sea cuestión de saber pensar, y como colofón va a resultar que la que algunos piensan que sea, esa estricta sabiduría, aquella aburrida respuesta a los placeres de la vida, esa estricta diosa de la sabiduría, la que mueve los hilos de las anheladas sonrisas.
Mi secreto se hunde entre los versos y las sonrisas de lo que conlleva una vida medio vivida
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?

Tuesday, June 26, 2007

V de Versalles


La directora Sofia Coppola ha querido dar una nueva y atrevida imagen de la reina más odiada por el pueblo francés. En este espectacular film rodado con una cuidadísima ambientación, no la pinta ni como una villana ni como un ídolo divino, sino tan sólo como una adolescente solitaria y confundida.
Quizá la confusión comenzase cuando cruza la frontera para poner pie por primera vez en su vida en suelo francés. La desnudan y la transforman en una verdadera princesa, el aire de campesina alemana se esfuma. El eslogan de moda es “bienvenid@ a Versalles”.
Una Mrs. Marshall bastante más interesante a mi modo de ver.
Considero que la interpretación de Kirsten Dunst no es para oscar pero sí que ha sabido reflejar el tono rosáceo que Coppola había creado no sé si para ella. La última reina de Francia es digno dinosaurio del París más glamoroso. Una especie de Lady Di a la francesa. Repetido cuento de princesa desgraciada, si entendemos en su caso por desgracia que le tocará la lotería de ser la reina de Francia pero con un inútil sexual de pareja. Resultó que el delfín era más un pato cojo que un bello mamífero de mar. Aunque es necesario sacar una lanza por el malogrado príncipe francés: el personaje histórico no ha tenido mucha suerte con el actor que le da vida, un desconocido moreno bajito con cara de nabo pero simpático, un Luis XVI postizo muy amable incluso con los escarceos de su real esposa.
El decorado es sublime. Sin duda lo mejor de la película. Los tonos cerúleos se imponen, los turquesas se difunminan en las paredes forradas de madera en tonos blancos y cenizas. Las cortinas surgen de las paredes como sucedáneos de una decoración ideada para los mismísimos dioses. Los tejidos se mueven en los patrones de Designers Guild. La elegancia inglesa se reviste de alegría y los tonos se revitalizan cándidos y rozan la perfección al mecerse entre la sonrisa divertida y la soberbia seriedad que supone el término elegancia.
Hablar de Maria Antonieta sin Manolo Blahnik es un “sinsentido”. Los zapatos se pasean por el film como en una pasarela. El canario ha diseñado cada par especialmente para que queden grabados para siempre en nuestra memoria como ejemplo de donde puede provenir lo fascinante de las raíces galas. Un gazapo: aparecen durante un par de segundos unas Converse celestes entre las fantásticas creaciones de mi amigo Blahnik. Pensemos que el personaje de Antonieta es tan ideal que quizá ella tuvo las primeras.
La banda sonora despierta los sentidos y suena un punk ochenteno de color fucsia, toques del fabuloso Mozart hacen que la mezcla resulte original, diferente, nueva.
Tomen nota por favor de la tonalidad. Coppola muestra lo que se lleva hoy. Así de simple. Un consejo sin importancia: el bronceado ya no se lleva, el pasadísimo tono zanahoria marbellí está desfasado. Palidez y fresa en las mejillas. Rostro de princesa. Hoy, un día más, como ella.
Porque la historia no sólo sirve para estudiarla, también para reinventarla.

Thursday, June 21, 2007

punto de partido



“Un año y medio de líderes de audiencia en nuestra franja horaria”. Estas eran las palabras de mi compañero Jorge Javier. Lo comentaba a la audiencia este mediodía con esa sonrisa particular que sólo utilizan los seguros de sí mismos. Lo mismo digo yo ahora, veinticinco comentarios en este último artículo de sociedad son la muestra de que a&p va más que viento en popa. Las protagonistas, más que nunca, las bellas FM.
Me divierte muchísimo la actualiad. Volver a la cresta de la ola resulta divertidísimo. Y en la cresta de la ola está también lo que suponíamos: el esperado triunfo del Real Madrid en la liga. Con Capelo al frente del ejército la victoria estaba asegurada. El general es maestro en el arte de la guerra y para eso los italianos son maestros. Lo que deja de ser menos divino es el vestuario de los blancos impolutos. Nuestro rubio más fabuloso se marcha y ya nada será como antes.
¿Quién podría conseguir que un jersey de lana con borados de renos rojos se alzase entre los primeros puestos del “casual” de invierno? Solo David Beckham. Y no es porque piense que se trate de los hombres más bellos del mundo, que parece que lo es, sino porque Beckham es único. Vodafone lo tomó como caballo de batalla y ninguna fotografía azul con nubes volvió a ser la misma desde que el astro inglés la llevaba entre sus manos. Los fotógrafos lo adoran y él es fabuloso aún cojeando. El tema Victoria, no obstante, es controvertido. Yo misma me encontraba entre sus más férreas detractoras pero en el último partido fui consciente de mi equivocación. Aunque creo que su nuevo tinte platino no le favorece en exceso, el hecho de que se haya mudado al bando de las rubias la enaltece. Aunque con lo que realmente dejó boquiabiertos a los redactores de a&p fue con su aparición de madre fantástica enfundada en un mini vestido negro de corte años 50, con fajín rosa, por supuesto. Es el color. Y en sus brazos uno de sus pequeños, el más bebé de los tres “mini Beckham” que forman el linaje de la cantante y el futbolista. Ni un 50% de Claudia Schiffer y el resto de la airada Leticia Ortiz pueden pasear con más garbo a unos bebés, que cuando David bajo al césped del Bernabeu de la mano de sus tres pequeños. La revista “Mamá hoy” debió haberle tomado como portada para la próxima tirada.
Yo me pido un ser parecido para que algún día pasee a mis bebés. Es absolutamente genial. Victoria, tras engordar la facturación de los mejores comercios de Serrano se merece al menos una palmadita en la espalda de nuestra parte. Por eso, y por animar a sus colegas, los Cruise, a que disfrutaran de uno de los mejores espectáculos en tiempo, y luego se lo contaran en vivo a los yanquis “holliwudienses” y sepan quien es el mejor equipo del mundo.
Entre tanto tenemos que reseñar también como punto importante en nuestra sección de sociedad, otro bombazo editorial. Locomia vuelve. Los señores de los abanicos vuelven para dar un toque de “aire de Loewe” a este verano descafeinado.
Por último, quiero enviar mi más sentido pésame a l@s seguidor@s del Fútbol Club Barcelona. Otra vez será. Aunque, quisiera aclarar…y antes de terminar: los jugadores del Barca son feos, son el antiglamour. ¿Quién puede ganar nada así? Reflexionen sobre el tema, creo que se trata de una de las claves de su mediocridad.
Tengo palabras de consuelo para los eternos sufridores, mis queridos colchoneros, aunque no nos soportéis, l@s blanc@s somos todo bondad, las filas están abiertas para que os unáis, aún estáis a tiempo de formar parte del espectáculo de nuestra nueva Copa de Europa.
Sólo me queda volver a brindar con champagne como lo hice el pasado sábado, algo que tomaré como costumbre ahora que sólo tengo tiempo para sonreir por mi momento, solo mío, en el que soy consciente que el punto de partido es mío.
Todo por hoy.

Love,
Majo Caracuel

Tuesday, June 05, 2007

FM's returns







La noticia debe ser inmediata para cubrir la necesidad de información que recorre febril nuestras venas de filólogas. En este caso, se hace esperar porque andábamos a la espera de unas instantáneas, documento gráfico de lo que aconteció aquella noche: la esperada reunión de las FM.
Fueron duras las negociaciones hasta que cada una de las agendas pudieron sincronizarse, no obstante, anunciamos que hubo miembros que no aparecieron finalmente, motivos personales alegaron, y fue así como las señoritas Chu, Pep y Pikito se esfumaron del sarao. Os echamos de menos.
La cita se retrasó casi hasta las once de la noche. El motivo es que había que asistir obligatoriamente a la corrida que se celebraba en Los Califas a las siete de la tarde. Corrían rumores de que el bello Cayetano y nuestra manchega de adopción, la pequeña Memole vivían un repentino affaire. La exclusiva flotaba en el ambiente y yo tenía un par de invitaciones para palcos, fue fácil recrearse en la belleza de la corrida y tomar algunas notas periodísticas, producto de la observación curiosa, la cual me confirmaba la rumorología: mi querida amiga y el matador eran pareja.
Sobre los rumores que se habían adelantado sobre la indumentaria del estrenado modelo de Armani, nos referimos a la reseñada chaqueta de lino marino, confirmamos que apareció con una pulcra camisa blanca, absolutamente fabuloso, casi tanto como su mozo de espadas, muy buen amigo nuestro. La felicidad flotaba en el ambiente, porque por fin la pequeña había encontrado el amor y nosotras sonreíamos por adoptar a tan ilustre caballerete entre nuestros amigos más "in".
Dicho esto, y cuando la corrida hubo acabado, se produjo la verdadera reunión de FM's. Había pasado casi un año que no podíamos mirarnos a los ojos, a los físicos, a los de verdad, no a los fotografiados y reproducidos en cada uno de nuestros reducidos espacios messenger. El look de cada una de las integrantes, Memo, Deke, Uba y yo, puede observarse en las fotografías adjuntas. Se trata de ese aire casual, cuidadamente descuidado, obviamente favorecedor.
Los tradicionales rebujitos, gotas de cerveza, mucho Bacardi cola, Vodka con naranja para mí y algún inesperado Gintonic bailaban entre nuestros dedos, y a partir de ahí la noche se transformó para más y mejor. Hasta aquí puedo leer.
Surgieron rumores posteriores descabellados. Hay quien piensa que me he enamorado de un atractivo africano, basándose en el comunicado que lancé sobre él deseo de adoptar un bebé negro. La prensa rosa está descontrolada. Hay quien habla de que Deke se enamoró del mozo de espadas del torero y por ello ha aplazado la boda con su prometido. Informamos que la boda por muy triste que nos parezca, se aplaza. Malas noticias ahora que tengo tanta experiencia en ser dama de honor, pero cuidado con las malas lenguas. Deke continua enamoradísima de su ibérico amante-amigo Madu; se suben al carro de las parejas que desechan pasar por el altar. Desean disfrutar de los encuentros de solteros un poco más, el sexo es maravilloso entonces. El director general de la firma Amicci paseaba palmito por el real y no mentimos si confirmamos que Uba y él eran viejos conocidos y en breve, quizá socios muy muy amigos.
No puedo desvelar más noticias, el resto me implican a mí, y no conviene a una profesional de los medios de comunicación, consejos de mi colega Igartiburu.
Con respecto a nuestro mentor, el señor alado cuyo nombre empieza por A, apareció telefónicamente aunque en sus mejores sueños deseaba haber podido escaparse y rodearse de sus bellas donnas, una vez más. No pudo ser, pero, no obstante continuas en nuestro aterciopelado corazón. Para quien tenía dudas, queda confirmado, las FM siguen estando perfectamente vigentes y absolutamente irresistibles. Como siempre.
Desde aquí ha sido todo por hoy.
Love,
Majo Caracuel

Monday, May 28, 2007

mi bebé


No sé si serán las hormonas, el cambio climático, la llegada del verano o mis recién cumplidos veintiséis años, lo cierto es que llevo un tiempo notando que algo está cambiando, mi vida está cambiando. Reacciono diferente ante estímulos que creía conocidos. He dejado de pensar en recurrentes asuntos que encorsetaban mi mente para pasar a soñar y a vivir un hermoso presente o al menos construir un presente decente.
Actualmente, considero que es francamente complicado conseguir ese estado de perfección que llevo soñando desde que tengo uso de razón.
La vida perfecta en el momento perfecto se desvanece en este mundo de caos intermitentes y desprevenidos coletazos de un tiempo absolutamente desenfrenado. Somos herederos de sueños estables, maridos dieciochescos, amores literariamente románticos, de hogares galdosianos a la lumbre del calor de un hogar infranqueable. Ahora el posmodernismo mezcla cada uno de estos valores y nos encontramos perdidos en un rompecabezas en el que poco tiene sentido. Los valores están desperdigados entre espejismos de lo que pudo ser y no fue. Y como no fue, es necesario ser consciente cuanto antes de que es preferible no reescribir la historia sino escribirla mejor cada día.
Intento ahora cumplir uno de mis mayores sueños. Quizá encontrar la pareja perfecta sea la “odisea” del siglo XXI. En este mundo mecanizado, el tesoro de los sentimientos es más que nunca un valor en alza, por ello he decidido no dejar de vivir y cumplir mis sueños esperando que el destino me regale un ángel que me acompañe en el camino. Yo misma crearé mi particular hombre fabuloso. “Yo seré tormento y amor”, como dijo la fabulosa Olvido.
Y, de repente, no pude evitar sorprenderme cuando la idea decidió mudarse a mi cabeza y me preguntaba como no había pensado aquello antes. No hay mejor forma de amor que dar la vida por los demás. El término “demás” puede resultar un tanto amplio, por ello decidí quedarme con un solo individuo del grupo. He decidido adoptar a un niño. Estoy deseando que empiece a formar parte de mi vida. Me encantaría que fuese distinto a mí, no sé si algún día encontraré al compañero de mi vida pero espero que para ese entonces pueda ir acompañada de mi compañero menor, mi pequeño bebé africano. No me parece mejor manera de cumplir mi sueño de ser madre. Mi vida perfecta es mía y yo misma reescribiré mi particular hogar galdosiano y reinventaré el huracán que supone ser un romántico.
Ya tengo lista de candidat@s para los padrinos, mis amig@s están siempre y en todo, ando buscando un buen nombre masculino. Con respecto al candidato de padre, es cuestión sólo de confiar en alguien, menuda palabra, entre tanto me gusta soñar con los caballeretes ingleses…

Tuesday, May 22, 2007

solo para FM´s




Dejamos a un lado el sentimiento, la melancolía, la nueva vida, las viejas ilusiones, y aprovechamos la lluvia del día para darnos una ducha de menta y besos frescos con olor de terciopelo y sabor a melocotones.
La primavera se disfraza de feria y 2007 ha sido elegido entre miles de años al azar para celebrar la esperada reunión de las FM.

Lugar: albero de la feria de Córdoba
Hora: al atardecer.
Día: viernes 25 de mayo.
Asistentes obligados:chus, cris, majo, memole, pep y uba.
Asistentes invitad@s: cualquiera que conozca la contraseña del grupo
Pista: las iniciales son A C S F U F
Se ruega confirmar hora de llegada, preferiblemente temprano, se rumorea que cuando suenen las doce campanadas se rompe el encanto.
Love,
majo



Sunday, May 13, 2007

próxima estación


Buenos días a este mes de mayo resucitado. La primavera ha llegado, diferente. Las brumas de la mañana en la playa hacen que mi mundo parezca que ha cambiado de destino.Decidí subir a la buhardilla, presa de una furia purificadora incontenible, armada con un fin de semana de veinticuatro horas elevadas a la enésima potencia de tiempo libre para dedicar ya solo a mí. Pretendía pasar unos días dialogando con Proust, ahora tengo tiempo de conocer mi empolvada literatura francesa... Con la mente fija en la operación lectura, observé entornando los ojos la selva en que se ha convertido aquello, en cuanto me he despistado en todo este tiempo...
Al cabo de un par de minutos estaba sentada en el suelo repasando fascinada las fotos polvorientas de la facultad, las cartas reencontradas, frases olvidadas, corazones tachados, algún que otro apunte desordenado, los mil y un "pilots" rosas usados y olvidados, las carpetas con recuerdos de otras épocas, y me ví a mí, como un ser de otro tiempo, tan lejanas hace tan poco...
Ahora parece que el tiempo hubiese reverdecido y mi pasado se agolpa en el armario de mi recuerdo deseoso de salir y tomar un poco de aire fresco. ¿Quién podría resistirse a un baño de nostalgia en pleno festival del recuerdo polvoriento? Solo por esos minutos de inmenso e inesperado placer las buhardillas tienen el cielo ganado en el más allá de las casas, si es que las casas tienen tal cosa. Desempolvé por decisión propia la literatura francesa y mis sonrisas, mi tiempo y la escritura, mi alma plena despistada en números poco interesantes, por mi sueño de letras. Me olvidé de vivir en estos tiempos en que se cambia trabajo por pasiones desbocadas, poesía por eficacia...
Permitidme, desde aquí, desde este ventanuco redondo con vistas al cielo, que me incline por apoyar al coleccionista de recuerdos, al visitante nostálgico de la infancia, a las cartas de amor, a las barbies sin ropa, las orlas de graduación y los retratos viejos. Una vez más escojo la poesía en el único espacio que queda en la casa dispuesto a conservar las emociones envueltas en papel de seda y arpillera. Definitivamente, ha llegado el momento de mudarme a la buhardilla.

Thursday, April 26, 2007

Je Ne T'aime Plus


En el servicio andaluz de salud los funcionarios en horario de trabajo se convierten en individuos semiciegos y semisordos. No hay otra explicación razonable al hecho de que aparezcas a las 13:55 horas de la tarde en su oficina, cumpliendo horario de atención al público, y sus miradas queden suspendidas entre sus grupillos de colegas, entre risas especiales de funcionarios…, y entre tanto, algún otro se entretiene comprando décimos de ciegos.
No fueron ni una ni dos ni tres veces las que me acerqué, miré, intenté interrumpir, miré al cielo y finalmente me cansé de esperar, consciente de que nadie se estaba percatando de mi presencia. Pasaron unos diez minutos y seguía dando vueltas cual espermatozoide impaciente a aquel óvulo de administrativos inconscientes, desconocedores de que un ser extraño a su ocioso ámbito había irrumpido en su bioclima de ordenadores polvorientos.
Para quien le interese, informo que hay abierta una bolsa de empleo público por la conserjería de salud. Fue de una de las noticias más relevantes que pude leer en los múltiples tableros que quedaban suspendidos de las paredes, aburrida de pasar por mujer invisible. Después de haberme sentado y estar absorta en mi cuaderno de notas, escribiendo la entradilla de esto que ahora leéis, un señor con barba de un par de días se acercó a mí con cara de no haber visto nunca a una chica rubia y me confirmó que mi psicólogo no tardaría en llegar. ¿Alguien sabría decir qué es peor: los males de espíritu o el dolor más terriblemente superficial? Cuando creía haber resuelto esta y otras tantas preguntas que circulaban por mi cabeza desde hace mucho, me di cuenta de que quizá el dolor físico en ocasiones supere a los desalojos mentales.
Tres días más tarde tuve que visitar de manera inesperada el controvertido hospital de este pueblo en el que por ahora vivo de manera accidental. Y fue de esta manera tan inesperada como mi muela del juicio decidió empezar a mover cada uno de mis perfectos perlas dentales. Un dolor horrible recorría el lado derecho de mi cara. Un domingo trágico que tocó su fin a las 00:00 cuando un amable doctor House decidió poner fin a mi sufrimiento con una inyección de calmante que adormeció por algunas horas mi cansado subsconsciente. La muela sobrevive entre antibióticos, algún “nolotil” repentino y secretas sesiones de acupuntura.
A los tres días siguientes, de nuevo cita en el hospital, esta vez en el dermatólogo. Eran las doce de la mañana cuando atravesaba el dintel de las puertas color manzana de la consulta, cinco minutos más tarde, una nueva inyección. La dermatóloga consideró oportuno hacer desaparecer la mancha que acompañaba desde mi nacimiento mi ojo derecho. Una especie de navaja paso varias veces a tres centímetros de mi ojo y algo que aún no acierto a adivinar quemó para siempre aquella imperfección tan absolutamente mía. Qué suerte que al menos pueda desaparecer alguna, tan rápido, aunque sea a golpe de bisturí, apósitos y demás objetos de orfebrería.
Lo cierto es que me parece que en una semana he cubierto el cupo hospitalario de más de un año, creo que mi contribución a la seguridad social como población activa está más que amortizada. No queda mucho más que contar desde y sobre el horripilante hospital del innombrable pueblo en el que me paseo obligada por los hilos del incomprensible destino en el que me encuentro. Para mis amig@s, aunque no tenga la mota en el ojo, me reconoceréis fácilmente, no os preocupeis, estoy bien, mi aspecto es parecido al de siempre y mi salud mental …, como los funcionarios, en las nubes, como siempre.

Friday, April 13, 2007

"ridiculus"

Me preguntaba si hace unos días Luis García Montero cuando jugaba a rimar palabras con caramelo pensaba que quizá la rima curase su malogrado ojo. Un juego que disfrazaba el orzuelo, que a su vez, era tapado por unas gafas oscuras que velaban la languidez de la mirada del poeta y lo hacían parecer descafeinado, aunque quiso conservarse entero en su eterno sentimiento, en toda la extensión, cosmopolita y siempre sentimental, un clásico posmoderno. Posiblemente no sea una locura pensar que horas más tarde el uso especial del término “caramelo” propiciase una repentina curación en los ojos del escritor.
El señor Potter hablaba de algo parecido. En la academia de magia más importante del mundo hacían desaparecer el miedo con una receta lingüística bastante socorrida y fácil. Cuando los temores más profundos se encuentren frente a ti, solo has de pronunciar, rotundo, un “ridiculus” alto y claro, convencido de que el término latino, con todo lo que tiene de espectacular nuestra madre lengua, haría desaparecer los terroríficos temores que acechan la tranquilidad del alma del ser humano.
Hacía más de veinte años que no veía ni hablaba con mi abuela. Me telefoneó y me citó para el día siguiente. Existe una infección en la sangre que se manifiesta en las capa más externa de nuestra piel en pequeños grupos de herpes que quiebran la epidermis, producen escalofríos, punzadas y fiebre. La afección es vulgarmente conocida como “culebrilla”. La mayoría de los médicos reconocen que la medicina aún no ha encontrado nada realmente eficaz contra ella, sin embargo, existen personas que son capaces de hacerla desaparecer en tan sólo nueve días.
Mi abuela aquella tarde quería dejarme un legado. Ella sabía aquel conjuro. La tradición dice que la oración debe pasar a un heredero con una supuesta sensibilidad especial y una fe fuerte como para poder creer en aquellas palabras enhebradas de magia y curar.
Cuando salí de casa de mi abuela, agarré con fuerza el papel en el que había escrito aquel legado, lo doblé mil veces en mi bolsillo, incrédula de sus posibilidades, abrumada por aquel cargo y amedrentada por tener que desempeñar algo relacionado con ese mundo oscuro al que tengo tanto miedo. En casa, escondí la oración en uno de mis libros, y pensé que allí habitaría mucho tiempo. Meses más tarde mi padre se aquejaba de picores punzantes en la espalda. Al mirarle me di cuenta de que aquello era uno de esos herpes. Jamás pensé que el incrédulo de mi padre me pediría al instante que le curase. Aunque más me sorprendió mi diligencia al buscar mi trozo de papel escondido, y que rezaría aquellas palabras en voz baja concentrada en no sé qué, pensando en las musarañas destruí los tres geranios necesarios, convencida de que todo aquel teatro servía para algo. Nueve días más tarde, nueve curas después, mi padre tenia la espalda limpia. Se había curado.
Lo creo porque fueron mis dedos quienes lo hicieron. Hace mucho tiempo ya que había dejado de pensar en magia, en conjuros, en brujas… no sé si más por miedo o por querer convertirme en alguien cuerdo. Ahora, sin embargo, creo que no somos conscientes del poder oculto de las palabras, quizá haya algo más detrás del significante y más allá del significado. Quizá los modelos triangulares, cuadrados y posteriores aún sean insuficientes. ¿Existirá una tela de araña que envuelva transparente la supuesta armonía de la sintaxis? Quizá no seamos conscientes que el uso perfecto de ciertos grupos de palabras puedan resultar mágicos o poderosos, quizá algo parecido a un romance medieval con adjetivos verdosos y un lenguaje algo paralítico pueda ser la llave para hacer desaparecer los herpes, quizá el caramelo poético sea el borrador de los ojos tristes y vidriados del orzuelo, quizá esté en el balcón de nuestros labios la manera increíble de reformar a nuestro gusto el mundo entero.

Sunday, March 25, 2007

posología: 2007, en pequeñas dosis


Hace mucho tiempo que me acuesto temprano, tanto que hay días que ni soy consciente de que ya estoy durmiendo. Hace tiempo que perdí de vista las añiles noches mediterráneas, dulces y espesas... Me apetece recorrer la noche montada en un tranvía viendo mi reflejo en el cristal oscuro, espejo de una luna traslúcida, y perder mis ojos en un horizonte aburrido y pleno de tiempo, mi tiempo.
Mi tiempo libre desaparece. Tiene un rumbo perdido y me entretengo cada día en ajustarlo y lograr que no gotee entre los rincones, pero se estremece, se inflama, respira y se diluye más allá... creo que se quedó perdido en el siglo XX.

Miré el calendario y era veinticinco de marzo. Me esperaba una larga ducha y un café solitario y mudo, dos ingredientes necesarios para disfrutar del día más absurdo de la semana: el domingo. Eran las doce de la mañana hasta que sonó el teléfono y me convencí de que había perdido mi hora de relax, el tiempo se escurría por las paredes: una hora menos, una hora más de sol. Parece que este 2007 es un año con prisa, los días pasan fugaces como si anduvieran nerviosos por acabarse, por llegar cuanto antes a una nueva fecha, a una nueva fiesta. Ya no parece respetarse la larga cuaresma, parece que en lugar de cuarenta, fueran una veintena. La Semana Santa se mece en el ambiente y yo aún huelo a polvorón. Cuando disfrutaba de un par de días de lluvias y soñaba con mi Londres particular, cuando mi sueño de vivir en el Polo estaba a un palmo de mis dedos y andaba con botas de pelo y jerseys imposibles de un centímetro de grosor, resulta que los paragüas desaparecen de mi casa. De un día para otro, el cielo se viste de ese azul griego que derrumba mis sueños, el sol se introduce por cada rejilla, se apodera de mis déviles pupilas y mi invierno se desvanece en los cansinos y luminosos golpes amarillos de este sol cordobés que más parece un desagradable flexo en la cara que una iluminada ráfaga de luz.

Quizá no sea el 2007, quizá sean los años. Posiblemente sea como el cambio climático, a lo mejor no nos hemos dado cuenta que hasta los segundos andan desbocados. Esta primavera disfrazada de urgencia resulta un tanto artificial. El planeta se contonea nervioso y ha perdido la memoria de la tradición que él mismo se había inventado, y ahora cansado de su propia rutina vuelve locos a los excesivamente sensible que perciben el cambio. Aviso que cuando menos se espere estamos en 2008 en bermudas, comiendo pestiños, y yo soñando en mi paracaidas con bajar por las chimeneas, abrigada hasta las cejas mientras todo el mundo se propone olvidarse de que aquí también hubo un día en que la gente vivía abrigada y llovía y el tiempo mugía y no sargenteaba los pensamientos de la gente. Y entre tanto el termómetro cada día más caliente.
Hubo un tiempo en que alguien perdía la mirada en la ventana con escarcha. Hasta aquí llega el deshielo. Veinticuatro horas de sol y los cero litros de lluvia nos están volviendo locos a todos. Aconsejo emigrar al norte, donde los atardeceres aún contienen el beso azul y adormecedor que aquí se pierde entre carreras de segundos por agotar el día en que vivimos, cuanto antes. Que se pare el tiempo, hoy aún estamos a veinticinco de marzo, apuesto a que cuando parpadee, y vuelva mis ojos a esta pantalla, no recordaré que yo misma he sido quien ha escrito este absurdo artículo y mi mente seguirá abrazando la locura meláncólica de quien busca la lluvia en el desierto y entre tanto, mucho tiempo, el de siempre, perdido.

Friday, March 23, 2007

de tarde en tarde, 18 de marzo



El hombre más peludo del mundo se casa. La primavera ha vuelto, de la mano de un anticiclón luminoso y helado que rasga las pupilas y quebranta la epidermis. Mientras el tiempo decide volverse agradable, casi toca la lotería a mi amigo G, estuvo a un número de convertirse en un euromillonario y dejar de formar parte de la lista de “mileuristas”. Mientras tanto, mi amiga A y yo rebuscábamos entre las noticias callejeras que apuntaban a que G era el verdadero millonario. Llegamos a sentimos defraudadas porque pensábamos que era una estrategia de rico recién estrenado para eludir felicitaciones o rumores que pusieran en peligro los miles de euros o quizá a los dueños del alucinante premio. El mismo y descartado ex millonario, un día mas tarde, apareció ante nuestros atentos ojos que pensaban no volver a verle más, y tras comentarle nuestra absoluta y leve, levísima confianza en él, acabó diciendo que entendía la desconfianza propia de mujeres, y se alegraba, de manera absolutamente sinceramente, o eso dijo él, de que no le hubiese tocado, estaba seguro de que su vida actual era más feliz sin ese tumultuoso huracán de verdes euros.
¿Felicidad de sueño o miedo a encontrarse con una pesadilla aunque sea con dinero? Nunca lo sabremos, lo cierto es que el dinero aporta libertad, casi infinita y la libertad emborrona los límites del establecido mundo de cada uno, para bien o para mejor…

Mientras dilucidaba en qué cambiaría mi vida si hubiese sido yo la afortunada del premio millonario y me autoconvencía de que no necesitaría un psicólogo para asimilarlo, volvía mis pensamientos a mis recuerdos. Y me encontré a las tres y media de la tarde rebuscando antiguas cartas y fotografías intentando encontrar el rumbo de mis recién estrenados veintiséis años. En el desván, en el punto más alto de mi casa me dí cuenta de que quedaban cuatro años para cumplir la treintena; estaba también en el punto más álgido de mi carrera contra los años: un cuarto de siglo y un año más. El tiempo pasa sin remedio.
Mi cumpleaños aunque con planes fabulosos, perdió la fantasía cuando recordé que odio cumplir años. Las tartas, las velas, la gente alrededor mirándote bien o mal… es como revivir tres meses más tarde una navidad que por fin ha desaparecido del horizonte y que esperas no volver a ver al menos en los doce meses siguientes. Los regalos, los invitados, la comida, el formato…todo fresco y primaveral aunque creo ahora que yo estaba en el otro plano, en el del cambio climático, quizá. Mientras todos me miraban pensando eso de “quien tuviera veintiséis años” yo me desmoronaba intentando no llorar delante del heterogéneo grupo de viejos y jóvenes. Cinco minutos más tarde del cántico y el apagón de velas me miraba al espejo y comprobaba que no me sentía identificada con la imagen de mi espejo. ¿Quién tiene 26? Sueño con los doce, o los cuatro, incluso con el vientre de mi madre, vuelvo a la universidad, pero ¿quién quiere tener veintiséis años? Aún no entiendo cuál es mi cometido en esta cifra tan extraña, si hasta me encuentro mejor imaginándome con cuarenta y tres preciosos hijos varones!
Ni siquiera fui capaz de apagar el bosque en llamas que suponía los veintiseis fuegos que casi arrasan el pastel, es hora de empezar a comprar esas parejas de números que sustituyen la manifestación de velas. Fue mi padre quién me ayudó a apagar el incendio del 18 de marzo. Lo peor es que mi mayor deseo estaba en aquel apagón y una vez más se quedó medio apagado o medio encendido, a la mitad, como ahora, a la mitad más uno. Pero, si es cierto que el hombre más peludo del mundo se ha casado, supongo que también sea cierto que mi sueño aún puede cumplirse, lo malo es que ni con un boleto de lotería, ni dejando mi actual posición de mileurista podría conseguirlo, es un poco más complicado, y si sumamos mi mala suerte en el apagón... con reflexiones tan absurdas daba las últimas pinceladas a la que ya era la madrugada de mi cumpleaños. Por suerte, a la mañana siguiente me encontraba bastante mejor, un día más tarde me propuse olvidarme de el absurdo 26 y disfrutar lo que me quedaba del día. Ultimamente siento que ando mal de tiempo.
p.s. Gracias a todos los me llamásteis, a los que os acordásteis, a los que os habéis metido mil y una vez en a&p y seguíais viendo el "disfrazados insultados", para mis amig@s, os deseo desde el 18 de marzo, precioso número, las mil y una alegrías que busco cada mañana también para mí.