Friday, September 22, 2006

otoñalmente deseado



Empieza el otoño. Parece que esta vez la estación se hace esperar, y aunque en el calendario se anuncia su entrada inminente, el verano parece haberse acomodado entre nosotros, e impide que la llovizna otoñal refresque nuestras mentes.
¿Dónde quedaron esas hojas caídas en las calles a modo de alfombra en tonos camell? Eso quedó, supongo, como fondo de pantalla para los más clásicos usuarios Windows.
¿Y el abrigo nuevo para comienzo de octubre? Tampoco ya aparecen las medias y leotardos inminentes como de sorpresa en los cajones, ya nada nos sorprende, ni la lluvia, ni el frío, ni los incendios, ni los hundimientos masivos de pateras, ni la guerra de Irak, ni la de cualquier otro lugar. Se oyen voces lejanas provenientes de Latino América, de un presidente altisonante, que llama “demonio” a un presidente de los Estados Unidos.
Hoy ya casi nadie llama las cosas por su nombre, todo es muy correcto, y se pasan por hormigas elefantes. Y así, esta armonía de plástico llega a afectar hasta el tiempo, no llueve, ni las estaciones aparecen con un ritmo natural como antes, ya nada es como antes. El frío aparece de repente, al lluvia es torrencial, como torrenciales eran las palabras de Chavez. Torrenciales pero certeras, ¿será que también entonces, estamos necesitados de esas aguas radicales para entender algunas cosas? Será que nos hace falta humedecernos de vez en cuando, para no perdernos en las brumas agónicas de este verano de condena, que nos mantiene ciegos a todos o casi todos.

1 comment:

Majo Caracuel said...

para mí,porque mi otoño ha pasado desapercibido, porque lo deseo, y no me gusta el cero.