Tuesday, November 07, 2006

Plaza Cardenal Salazar, Córdoba

Llueve, llueve y llueve. Veinte grados en el termómetro. El invierno por fin ha llegado.
Recuerdo cuando no hace mucho, quizá un par de años, las cinco de la tarde en este noviembre lluvioso, se traducía en citas en biblioteca, café cortado, té con leche, donuts blancos... cigarrillo de niña mala, libros amontonados en los huecos de los gigantescos y frios ventanales de la facultad más idílicamente universitaria: Filosofía y Letras.
Se dibuja en mi rostro una sonrisa cuando recuerdo fresco, la gélida brisa de sus pasillos, la madera cuarteada y toqueteada por los siglos, los pasillos amplios, los rincones oscuros, los techos altos, las salas con historias de fantasmas, los bedeles desentendidos y el patio con la fuente y los naranjos, contundente, a la entrada, como enmarcando un paisaje machadiano.
Banderas de jamaica en las mochilas, melenas de modernos reinventados, libros escondidos en estanterías perdidas de libreros huecos, que acogen viejas ediciones de saberes griegos. "Lapesas" multiplicados, ediciones de Gredos, atlas lingüísticos desfasados, Borges, Cervantes y el eterno Góngora como una sombra oscura y altanera, que amedrenta a todo el que se le acerca. Tardes eternas y leves, segundos recontados, cigarrillos de cinco minutos reconvertidos en descansos de medias horas secretas u olvidadas en horarios cuadriculados.
Frío entre las chinas de la superviviente judería cordobesa, olor a churrasco en las aceras, llovizna limpia entre los cantos de las calles viejas, lúgubres farolas y una iglesia que nadie supo en cinco años si aún se rezaba en ella.
Recuerdos fugaces pero eternos en mi memoria de enamorada de las letras, sueños de catedrática de lenguas muertas, de aquella facultad que me regaló mis primeras sonrisas adultas, mis ilusiones eternas.

11 comments:

Anonymous said...

¿Me das permiso para copiarlo, verdad?
Me ha encantado. Cada día te superas. No nos dejes de escribir nunca flor de loto

Anonymous said...

Ojalá tuviera la posibilidad de volver a aquellos años, tantas cosas cambiarían...o quizá no??
No hace mucho, cuestión de un mes, pasé por allí y todo sigue igual que siempre aunque sin nosotros. Un besito wapa!!.

Anonymous said...

La cafetería nos llama a todas para reencontrarnos después de algún tiempo de desconexión. No imagináis cómo echo de menos aquellos paseos para cambiar de clase (y, alguna vez, para seguir al fritanga..., jeje...), el dolor de piernas que suponía subir 1284 veces al depatamento de lengua para ver las notas de Historia de la lengua (y de paso encontrarme con "Yam", vale, lo reconozco...), los donuts, las caladas sueltas, las risitas en la biblio, la simpatía inigualable de los bibliotecarios que te quitaban los libros sin preguntar si lo estabas utilizando o no..., esos desayunos...
Chicas, una parte importante de nuestras vidas sigue allí, porque allí nacieron muchos de nuestros recuerdos de hoy.
Gracias a la vida por haberos puesto en mi camino.
Besitos Universitarios.
La pequeña Memo.

Anonymous said...

creo que voy a llorar...

Anonymous said...

Mira, Majo, que, al margen de alguna trasatada en la puntuación, el escrito -bueno- se mece en los dejes noventayochistas, azorinianos, de estatizar el tiempo, de sobreponerse al paso de las horas, de luchar para que los minutos no discurran inexorables hacia el océano misterioso de la nada. Pero el tiempo fluye sin mirar para atrás; y, cuando la memoria vuelve la vista sobre el paisaje transitado, sobreviene la melancolía: entrañable, entrañada, como un poso agridulce de añoranza temblorosa que estremece la piel de los relojes y, afortunadamente, nos hace sentir vivos. En la postal, sobre el horizonte, como figuraciones de ensueño reuvicadas por la vida, se perfilan la inquieta Deke, la princesita Memole (que me debe un buen ron), Libertanguera la traviesa, Uba sobre el columpio, Chus entre cejas, la Rubita todoterreno, terrenal, terrenales que sois todas... Por cierto, llevo años avariciando encontrarme con alguno de esos fantasma que quiera dialogarme y nada, nada...; me rehúyen; hasta he pensado que los fantasmas son de carne y hueso, de carnet y pasilleo, nombres entrajeados que incluso imparten clases... Quizás algún día el pasado me sorprenda.
La Plaza Cardenal Salazar, Majo, hoy es un salón al aire libre, entechado por el cielo, donde nos juntamos a veces los que costeamos el vicio de fumar para mantener el valor de la virtud: la virtud sólo tiene sentido porque el vicio la mantiene: la vitud tiene una gran depencencia del vicio. Ja,ja, ja.
Y, por cierto, chicas, si algún día, como el pequeña Memole sugiere, os concentráis en la cafetería, avisadme; y os diré, viejecitas, que la melancolía por el tempus pasado no conviene a los veintitantos de la edad dorada.
Que seáis muy felices y volváis el pasado para vivir más intesamente el presente y esperanzar el futuro. Un beso.

Anonymous said...

Chicas, un donusito y un cigarrillo recorriendo los pasillos..., no?? Y luego un café bien cliente contigo m.desena... Buenas confidencias entre cervezas cargadas de espuma... Gracias por esos minutos.
Besitos...entre grises y blancos.
En Navidad no hay excusa para no vernos.

Anonymous said...

Eso espero memo, aún espero un sms!!! O si te estiras una llamadita. M. desena no pensé en primero, que casi te "odiaba", que llegarás a ser tan importante para mí. Mil besos a todos.

Anonymous said...

Me han dicho que a MAjo le quedan los legging de escándalo...humm, eso es lucir palmito!

Anonymous said...

20 de noviembre...quiero un artículo pre-navideño ¡ YA !

Anonymous said...

Majo, no abuses de la bondad de tus colaboradoras que en Dolce Vita nos están ofreciendo cantidades ingentes de euros...
Regálanos otro motivo para sonreir y cotorrear.
Besitos.
La pequeña Memo.

Anonymous said...

NO es difícil, en estos momentos, hacerme llorar. Y, tú, querida Majo, recordándome aquella época maravillosa que me hacía olvidarme de todo, lo has conseguido!!! te quiero. Os quiero.
Para reyes, todas a pedirse una máquina del tiempo.