Sunday, January 28, 2007

Para una primavera, en 2007.


Los últimos días del primero de los meses caminan a toda prisa. El tiempo anda revolucionado... últimamente los días me parecen violetas como mordiscos de uva, frescos, sorpresivamente apetecibles... El invierno resulta tan encantador... Y encantada, una vez más, tomé el primer ave de la mañana. La neblina enturbiaba los cristales añiles del amanecer en el tranvía. Los minutos, galopantes, como queriendo alcanzar aquella velocidad punta y superficial. Consiguieron adelantar el caballo de hojalata cuando empezaba a desmenuzar la escarcha, cuando la nieve pulverizaba el ambiente tras los cristales, nuestro destino, un clásico: Madrid.
Madrid se había vestido para la ocasión y recibía a los madrugadores viajeros atabiado de un gris aplomado que emborrachaba el aire de nubes flotantes, olores a menta y a chocolates calientes, a café necesariamente apetecibles en una mañana adorable de frio insoportable.
Tras tomar un taxi, el hotel San Martín, junto a Congosto, y frente al convento de las Descalzas. Por un par de días sentía que había viajado en el tiempo. Las moquetas amortiguaban la imaginación y los ventanales de tres metros de altura y de madera blanca dibujaban realidades más interesantes que el presente simple de un siglo con algo menos de leyenda. Podía oler el terciopelo en los rincones, la madera parecía reproducirse en cada mueble, en cada brazo de sofá, los techos altísimos parecían alegorías de cielos y soles somnolientos. El tiempo apremiaba y fue quien me rescató de aquella jaula dorada en la que me habría instalado cansil en mano... perderme algunos meses, o algunas horas, recorrer cada tapiz, cada esquina, cada madera recuperada e imaginar quién, cuándo y cómo podría haber sido la historia de aquella máquina del tiempo tan perfecta, de aquella caja de pandora de los imaginativos sueños de un viajero con un sólo café en el cuerpo.
Minutos más tarde de abandonar el palacio, metro y Campo de las Naciones: Ifema.
La primavera se adelanta entre visillos, entre algodones. El tierno sol que abre paso al verano en 2007 se contonea entre tules transparentes, frescos y obligadamente elegantes. El minimalismo visualiza el ocaso, cercano... las líneas rectas se escurren como las gotas de lluvia en los cristales. El diseño ahora es una referencia, una necesidad en el hogar. El Barroco trota en el horizonte y se vislumbran las pinceladas salomónicas. Aún es pronto para bucear en lo espeso de su ánima,

pero los trazos se hidratan y comienzan a retorcerse. La madera se ahoga en unos marrones agotados de temporadas básicas, de recuerdos coloniales y linos ensombrecidos. Los marrones han sido derrocados sin posibilidad de restauración de antiguos regímenes clasicistas. Las maderas se disfrazan de lacados, colores que refrescan el ambiente. El blanco resurge arrollador y se coloca en la opción única acompañado de los diversos tonos ivory, beiges, piedras, garbanzos, olivados... El plata corona la pulcritud de quien hay que considerar el nuevo básico.
Las paredes se colorean de tonos verdosos agrisados, claroscuros que realzan el lujo en el volumen de las formas y enmarcan el amanecer de blancos. Junto a estos, en algún rincón, en un pasillo, junto al teléfono, quizá en el vestidor... un fetiche: ese elemento que dotará de personalidad la armonia del hogar. Un rojo intenso, un fucsia, un añil, quizá, en cualquier lugar, como de sorpresa, un elemento que marca la casa y recuerda que somos habitantes del posmoderno siglo XXI. Arropados de obligado terciopelo, gasas envolventes, fresas ácidos, morados que recuerdan un actualizado rollo eclesiástico, el verde más que nunca, los azules incipientes, amarillo en la vanguardia y todo, coronado de plata y abrazado por un eterno y más que nunca opulento dorado que envuelve tejidos, complementos, alfombras y techos.
El lujo se asoma a los cristales y camina rotundo, paso a paso, abriéndose camino entre pétalos aterciopelados, entre brillos y transparencias, entre contorneados sueños de palacios encantados. El barroco vuelve elegante y fabuloso, divertido y ofrece una casa que se aleja del pragamatismo, se acerca al dramatismo, al teatro. Rodeados de alfombras, de chaise-longes y flores decadentes, de púrpuras radicalizados, de ácidos tranquilizados por tonos niebla ... el alma de una casa reverdece como un vergel rebelde en el que la pasión se convierte hoy más que nunca en el leitmotiv de la vida... la mejor protagonista.

Monday, January 15, 2007

en la línea amarilla


"Un coche plateado, es un mini, es el tuyo" Con esta sentencia comenzó el jueves. Eran las ocho de la mañana. Colgué el teléfono, tras dejar un suspiro sin billete de vuelta en el auricular. No había duda, por los alrededores, no abundaban coches de este tipo, y, grises, sólo el mío. Me vestí a toda prisa y me duché con un barroco dramatismo que me acompañó toda la mañana. Recuerdo que subía calle arriba, a un grado de temperatura, y que el viento erizante de enero me rasgaba la cara acompañado de los dedos de mis sensibles lágrimas que se deslizaban por mis mejillas. Pensaba en mi exagerada y visible sensibilidad, mientras me acercaba a la comisaría de policía. Cuando crucé el pórtico, me encontré con un viejo policia destartalado que se interesó a la primera por mi visita. Cuando me disponía a exponerle mis asuntos, de nuevo me jugaron una mala pasada mis lágrimas de cocodrilo y empecé a llorar desconsoladamente. Y como por arte de magia, surgieron unos ojos desconocidos que me inspecccionaban curiosamente. En los poblados hay siempre motivos recurrentes como el folclore y l@s cotill@s . Son personajes secundarios que de manera voluntaria se ofrecen a formar parte de la película de tu vida, o del episodio que toque ese día. Surgen como un espectador gratuito, que a penas tienes que conquistar, se trata, simplemente, de una audiencia fácil. Y así, fácilmente, me encontré con un corner de expectadores improvisados que se preguntaban de manera absolutamente indiscreta cuál sería el motivo de mi desconsuelo. Incluso, un integrante del grupo me miraba con rostro compasivo, creo que hasta me cogió cariño. Llegó un momento cumbre en el que estuve a punto de perder los nervios y disolver con un grito de ira aquella comparsa de mirones, pero por suerte, el raciocinio volvió a mí y me entretuve en analizar al nuevo policeman que entraba en acción. Se trataba de un hombre joven pero cuya dentadura le jugaba una mala pasada. Los dientes delanteros estaban como limados por un uso indebido, parecía que hubiese tenido que sobrevivir partiendo cocos en la jungla... El tal oficial se mostró compasivo y me explicó amablemente, las razones de la retirada inminente. Resultó que un todoterreno tamaño XXL se aproximaba en ángulo recto a mi automovil y a pesar de la pequeñez de mi vólido, la exagerada y rústica máquina aún así, no podía circular, así que el dueño se dispuso a denunciar mi estacionamiento. A todo esto se une que el pequeño mini aún no estaba censado en el poblado, lo cual supuso que la policía no pudiese ponerse en contacto conmigo. Es en este momento cuando hace su aparición "Gruas Margarita". Este pueblo es tan especial que no cuenta con servicio de grua propio, así es que nos valemos de esta respetable empresa que nos hace el favor de retirar los coches a un precio que no tiene la misma gracia que la florecita de de su firma. Y Gruas Margarita se llevó el mini plateado.

El policía joven consideró que por el exagerado rubor de mis mejillas había llegado hasta la comisaría por mi propio pie, y que me encontraba tiritando de frío. Se ofrecía a llevarme al depósito en coche. Una y mil veces denegué la oferta. No sólo me quedaba sin coche, no sólo protagonicé un espectáculo lacrimógeno por todo lo alto y encima, de colofón me marcho en el coche de la policía. Mis expectadores se frotaban las manos, confirmando sus cabalas. Nadie podía pensar que mi drama procedía sólo de una grua. Así es que salí por mi propio pie de la comisaria, evitando un episodio más bochornoso aún: subirme llorando al coche de la poli con mi club de fans para contarlo y terminar de creerse que yo era una especie de delincuente.
Cortando el gélido frío de las nueve de la mañana recorría el camino al polvoriento depósito de coches del ayuntamiento. Allí recogí al verdadero protagonista de esta historia.
Cuando conducía camino a casa, no podía dejar de pensar en la pandilla de mirones que me habían acechado durante todas mis gestiones policiales, todo me había resultado tan cansado... tanto que empezaron a cerrárseme los ojos... y cuando creía que iba a protagonizar otro episodio en mi desastrosa carrera automovilística, un desagradable timbre me despertó esta vez, definitivamente. Las ocho de la mañana. Jueves. El despertador. Suena el teléfono. Mi madre grita de repente... ¡el coche! Y yo solo pude pensar: "¡espero que el mini aún siga en aquel trocito que estaba cerca del amarillo fluorescente!

Saturday, January 13, 2007

femenino singular


El instituto de la mujer insta a la Real Academia Española a hallar fórmulas que eviten el uso del lenguaje sexista. Partiendo de la base de que entre los cuarenta miembros- y miembras- de la Real Academia Española, únicamente se encuentran tres mujeres, la primera duda que surge sería la siguiente ¿es necesaria la paridad entre los miembros o es posible convencer a este grupo de hombres? El Instituto de la mujer ha optado por presentar una serie de recomendaciones para usar el lenguaje evitando fórmulas tradicionales, que, en definitiva, proponen como solución un masculino genérico, universal, considerado aún hoy en día, y que presume de llevar implícita una cucharada femenina, como mínimo.

Cuando las expertas lingüistas han intentado introducir cambios en el diccionario de la RAE, se han encontrado con una triste frecuencia, con justificaciones y explicaciones conservadoras y tradicionales que acusaban de ir en contra de la economía del lenguaje, de destrozar la lengua, usos indebidos y de un feminismo descontrolado.

Sin embargo, yo opino que a este gremio le cuesta incorporar términos femeninos o reconocer profesiones en femenino. Creo que solucionar el asunto con un "genérico" es una forma de invisibilizar a las mujeres. La lengua nos pertenece a mujeres y hombres, y por tanto, tenemos derecho a ser nombradas y represantadas de la misma manera en cualquier caso.

Eulalia Lledó recuerda que cuando Angela Merkel fue elegida, la RAE se apresuró a sacar una nota en su web sobrre el femenino de canciller en la que concluía que "canciller" era de género común y por lo tanto era suficiente con decir la canciller. Quiero recordar que lingüísticamente, lo que hay es una raíz a partir de la cual se forman el masculino y el femenino. ¿Dónde está el problema? Yo creo que la misoginia es un hecho pues no hay problema en aceptar "panadera" pero cuesta algo más apostar por ese "primera ministra", sin olvidarnos de las miembros femeninas, ese reducido grupo que también es parte de la Real Academia... ¿aceptarían el desafiante "miembra"? Silencio en la sala. No creo que por reflejar la realidad, ese cincuenta por ciento que somos las mujeres, rompamos la cuadriculada normativa, ni si quiera que nos acerquemos a emborronar la pulcra y bella lengua española. El resultado será tan sólo, reflejar algunos inesperados referentes, inesperados pero reales, no lo olvidemos, y que en breve, serán algo más. Suponemos que una realidad lingüística: un simple y justo "femenino singular".

Thursday, January 11, 2007

Dado


La monotonía se rompe e invita a un comienzo con posibilidades,
tira un dado de seis caras.
Espejo del globo azul y enorme,
se mira en el seis, lo que no es irreal,
resulta lunático que salga uno.
Porque el árbol se divide en ramas
y desde el comienzo ya en raíces,
se anhela la unidad,
como el aire busca el color azul,
con que el niño pinta el cielo,
y el rojo, el amor.

Una pared blanca engaña al que la mira,
conjunto de diminutas partículas complejas,
blancas, pero tan poco auténticas,
excesivamente compuesta.

El fingido autor de este conjunto de letras dispuestas
busca la profundidad del pincel
con que lo cubista resucitaba lo real
y crea una doble vida: la vida
y la que se mata con el aspecto.
Se busca.
El hueco en blanco que en el lienzo
sobrevive al color, se busca.

Monday, January 08, 2007

A a X


No miento si confirmo que el nombre de John Berger pululaba entre términos desordenados y propiedades privadas semi otorgadas. En mi último viaje a Barcelona conseguí el asiento de la ventanilla y disfruté de él tanto como pude hasta que la altura, las nubes y el aburrido paisaje peninsular se impusieron sobre el accidentado perfil de la costa mediterránea. La necesidad imperiosa de distraerme hizo que buscase a mi eterno acompañante de viaje, pero por despiste, el libro acabó en el bolsillo de mi maleta y tuve que recurrir a un buen segundo plato: el periódico. Recuerdo que la charla de mi inesperado acompañante de viaje distrajo mis intereses intelectuales pero no impidieron que recortara el artículo que Juan Cruz escribió sobre el londinense John Berger. Se trataba de un largo artículo se perfilaba algo parecido a esto:

Miles de personas en el mundo cuentan cuánto vale un cuadro, por cuánto se vende de un libro, cuántos discos vale un artista, cuánta gente ha ido a ver una película, creyendo que la cantidad ya ha suplantado a la calidad del arte, pero poca gente se pregunta, no obstante, qué es el arte, o pocos han dado una respuesta tan satisfactoria como para poner al menos a cinco entendidos de acuerdo. "El arte no es cuantificable", dijo el poeta, novelista, crítico y pintor inglés despues de regalar un par de besos al presidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid, quien le puso sobre el pecho la medalla de oro de la entidad.

Fue poético, pero enfático. "Los jóvenes están recibiendo un mensaje equivocado, pueden terminar creyendo que el arte no es una cuestión de números, están siendo engañados", dijo Berger, muy sensibilizado con estos tiempos de sumas infinitas y de carencias también tan infinitas que hoy animan a que los filósofos se entretengan en nuevas pinceladas sobre estos nuevos tiempos tan poco originales.Relacionan la obra del inglés con la de "un ciudadano que ha revolucionado la manera de mirar las bellas artes y ha construido un universo que no se puede disociar de su intensa actividad política", una actividad política que, como dice el propio artista inglés "nace de la rabia, de la necesidad del grito". Nos quedamos con las palabras que la escritora estadounidense Susan Sontag le regala y con las que consigue sublimarlo : "escribe de lo importante, no sólo de lo que interesa".

El último libro de Berger se titula A a X, aún sin terminar. Son ocho meses de escritura en los que "A", Aida, le escribe a "X", Xavier. Las cartas aparecen tiempo después como perdidas en el tiempo y recuperadas de una caja destinada a ser pasto de palomas...

El libro promete, y yo, prometo leerlo.

En la familiaridad con el acto de mirar, Berger ha sabido construir una crítica viva del acto y el objeto estético y una voz ética que se instala en su comunidad de forma tan heterogénea como coherente. Teórico del arte, crítico, poeta y narrador, su escritura incisiva remite a esa vía familiar de autores empeñados en disolver el misterio que envuelve al arte en la atenta observación de la vida cotidiana.
"Cuando una pintura carece de vida se debe a que el pintor no ha tenido el coraje de acercarse lo suficiente para iniciar una colaboración. Se queda a una distancia "de copia". O, como sucede en los periodos manieristas como el actual, se queda a una distancia histórico-artística, donde se limita a hacer unos trucos estilísticos de los que nada sabel el modelo. Acercarse significa olvidar la convención, la fama, la razón, las jerarquías y el propio yo. También significa arriesgarse a la incoherencia, a la locura incluso. Pues puede suceder que uno se acerque demasiado, y entonces se rompa la colaboración y el pintor se disuelva en el modelo. O el animal devora o pisotea al pintor." de Unos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible.

Saturday, January 06, 2007

El día 32


Abusando del fabuloso Ramón, surge mi regalo al recién inaugurado 2007. Para vosotr@s, un trocito de su cuento "EPÍLOGO AL LIBRO. El día 32" (publicado en Cuentos de fin de año, librería CLAN, Madrid 1947):


"Cuando me dí cuenta de la existencia del día 32 fue un año en que el día 1º del año siguiente se me presentó una amiga de una prima mía con la que cené el día 31 de aquel diciembre.- Chulillo mío -me dijo-, qué día el de ayer!Yo me quedé sorprendido, sin saber lo que significaba aquello.Me acordaba de que el día último del año había cenado en casa de mis tíos y había acompañado a aquella joven al domicilio, cuya dirección ella misma me dió.No me acordaba de haber estado calamocano ni de propasarme.Acepté aquel idilio, y cuando la oía hablar del día que pasamos juntos entre las gasas del balcón, lleno de cortinajes transparentes y con algo de nido, sospeché la existencia de ese día 32.Claro que salí con ella otro día 32 del año siguiente, aprovechando que ese día nadie se acuerda de lo que sucedió. Como sucede invisiblemente, se puede tener una despedida invisible.(...)¿Que cómo se entra en el día 32?Ese es mi invento.Yo tengo un biombo de cuatro hojas amplias y altas y en una de ellas he abierto una puertecita.¡Qué cuestión tuve con mi mujer cuando encargué esa puertecita de escape!- Prefiero que llames a tu amigo el psiquiatra y que me interne por fin en un manicomio a que hagas una puerta en ese biombo.Al fin la convencí, y por esa puerta, en la hoja segunda del biombo, me escapo cuando suenan las doce de la noche del día 31 y me sumerjo en el 32. Ella no recobra el conocimiento hasta que llega el que ella cree que es el día siguiente, y es el subsiguiente."
Ramón Gómez de la Serna.

Los clásicos inventaron la "imitatio" y esta humilde filóloga hoy, un día más, les da la razón. Recrearse en los maestros no es tarea nueva, lo que resulta más dificil es conseguir el calco, no obstante, volver los ojos a la perfección siempre he creído que era una tarea cuanto menos muy interesante, y algo más, inteligente. Creo que nada más delicioso que estas pinceladas de inteligencia ramonianas para describir mi recién inaugurado estado. El 2006 se agotó por suerte, y vestida de dorado de pies a cabeza di la bienvenida a este 2007 que me resulta inexplicablemente apetecible. Hacía tiempo que no tenía tantas ganas de vivir. Me apetece empezar a experimentar todos mis sueños, hacerlos realidad, a mis veinticinco años es el mejor momento de sonreir definitivamente a la vida. Este 31 de diciembre ha sido extraño y agradablemente sorpresivo. Nada de nerviosismo escondido tras los velos de los agotadores festejos navideños, ni una sola sonrisa fingida entre dorados y rojos, miradas realmente ilusionadas, esperanzadas, como el verde exquisito del siempre abeto navideño. Quizá este 2006 se haya vestido de gala para regalarme un fin de fiesta, al menos, a la altura de una damisela un tanto despistada de la chispa de la vida. Y así fue cuando por fin desapareció el cristal opaco que cegaba mis pupilas desde hacía unos meses que se estaban apoderando de un adjetivo peligroso, el apabullante "eterno". Despedí mi maltratado y semi crónico estado mental para ser bañada de un velo de menta. Ese es el tono de mi puntero sentimiento. El rastro intenso y frío que la menta deposita en nuestras olfativas narices, un empujón de energía, de desayuno y ducha fría, de día recién inaugurado, de vida en el puesto de salida. Producto de mi íntimo viaje, durante el invisible día 32. Justo a la salida de la puerta segunda de un biombo fabricado en el desván de mis apasionados secretos, cuando pisé la realidad de este impar y querídisimo año acabado en siete, entendí que la alegría quizá esté en otro lugar en el que nunca se me ocurrió buscar, se trata de otra virtud, algo que casi había olvidado en el diario monótono de mi vida de sentimientos derrochados a ras del suelo... y la encontré. La paciencia. El arma que te ayudará a combatir los trescientos sesenta y cinco días que no son, todavía, 32.