Thursday, May 25, 2006

Presente simple



Erase una vez en un país muy lejano y hace mucho mucho tiempo, tanto que aun las palabras no eran las mismas que ahora. Los habitantes de aquel país hablaban mediante circunloquios, pequeños rodeos verbales.
Tras la compra de unos libros de anticuario, llegó a mis manos un menudo libro azul oscuro. Ahí leí este cuento, que ahora os resumo. Espero que no os importe la versión corta ahora que tan de moda está eso del microcuento.
Pues bien, ocurrió que en aquel lejano lugar los historiadores tras observar las idas y venidas de la vida de la gente, se dieron cuenta que en cada persona había una serie de pequeñas informaciones sobre su destino, indescifrables para la gente corriente pero no para ellos. Así, cuando los niños nacían, los padres los llevaban a los oráculos de los sabios para que le dictasen la vida de aquel nuevo ser. Los progenitores creían sin dudar los vaticinios porque se habían cumplido en todo el mundo. Provenía esta leyenda de estudiar los destinos de héroes y antihéroes de aquella civilización. Cuando estos morían, los sabios leían sus informaciones y corroboraban que habían sido cumplidas. Así para facilitar la carrera de la vida, comenzaron a leer a recién nacidos, queriendo evitar frustraciones futuras, gente que quiere y no puede.
Un día, uno de los habitantes, Rigel, se atrevió a desafiar su destino. Quería ser de los que viajaban al espacio, para ellos, para nosotros astronauta, pero no era posible según la información de su destino. No atendió a las previsiones, burló ciertas normas y consiguió salir al espacio exterior. Cuando la gente conoció la noticia, convirtió al antihéroe en héroe, pero, tras algunos segundos de reflexión, se dieron cuenta que el oráculo no se había clumpido. ¡Cuántos destinos frustrados!¡Cuánta vida automática! Fue entonces cuando se acuñó el término libertad, el primero de su historia.
Moraleja: las condicionales hipotéticas nunca son buenas, porque son siempre irreales, al igual que los futuros de intenciones. Usa y vive siempre el presente.

3 comments:

Anonymous said...

¿Ves? ya vas pillando la esencia...

Anonymous said...

y... yo no salgo en este cuento? Fiona, te quiero

Anonymous said...

yo quiero ser Rigel (y que me salga bien), besitos!